"Y el mar se solidifico para ellos" (Éxodo 14:22)
El Talmud señala el hecho de que un judío se encuentre en una posición de peligro y sea milagrosamente salvado a través de la intervención Divina no es completamente inusual. La maravilla del cruce del Mar de las Cañas fue que el mar —la amenaza misma —fue convertida en el medio de su salvación.
El Talmud además afirma que los judíos no eran merecedores de tales milagros, y en efecto Di-s sólo los salvó en mérito a sus hijos. Pequeños niños que nacieron en la esclavitud; no familiarizados con ninguna otra realidad que la opresión de Egipto, sin embargo habían sido imbuidos con suficiente fe en Di-s como para ser los primeros en reconocer la Divinidad y proclamar con e y devoción "Este es mi Di-s y Lo glorificaré" (Cántico del Mar, Éxodo 15:2).
Cuando un niño judío es criado de manera que su propia conducta proclama un sentido de dedicación y propósito por la religión, cuando vive y respira judaísmo; no por un sentido de obligación o imitación sino porque instintivamente ama y se identifica con Di-s y Su Torá, entonces nada puede interferir con él o bloquear el camino elegido a través de la vida. En realidad cualquier barrera temporaria o aguas turbulentas que bloquean su camino a la Tierra Prometida son rápidamente transformadas en un medio para la liberación.
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