CUERPO

La Matzá es el elemento más importante del Seder y al comerlo estamos cumpliendo con la mitzvá principal de Pesaj. Pero la matzá también es pan -si bien pertenece a la clase más bien ázima… Esta noche, la matzá cumple el papel de las dos hogazas de pan que constituyen el pilar de la comida de Shabat y la comida de las festividades. Es por eso que tenemos tres matzot en el plato del Seder, para que además del “pedazo” de matzá con el que contamos la historia del Éxodo, también tengamos dos matzot enteras con las que pronunciar la bendición “Hamotzí”, alabando y dándole las gracias a Dios, “Quien saca el pan de la tierra”.

Toma las tres matzot -la de arriba, el pedazo que quedó de la del medio, y la de abajo- y álzalas un poco.

Recita la bendición: “Bendito eres Tú, Hashem, nuestro Dios, Rey del Universo, Quien saca el pan de la tierra”

Espera un poco… en el paso que sigue hay más instrucciones “tecnólogas”.

ALMA

Sentimos una afinidad con el alimento que comemos: nosotros también somos un milagro que surge de la tierra.

Nosotros y el pan compartimos un mismo viaje. El pan comienza como una semilla oculta bajo tierra. Y luego se produce un milagro: al descomponerse y perder su forma original, la semilla cobra vida, empieza a crecer y a brotar. Y al llegar la primavera, la semilla va empujando hacia arriba para encontrarse con el sol, y luego le da sus frutos al mundo.

Nosotros también empezamos enterrados en Egipto, prácticamente perdiendo nuestra identidad. Pero ese horno de opresión se transformó en un horno de cocción, en horno del panadero, la matriz de la cual nacimos en el mes de la primavera. Al liberarnos de allí, le trajimos al mundo nuestros frutos de libertad.