Aparte de las bendiciones diarias, por ejemplo cuando comemos o tomamos, y aquellas que son parte de los rezos, existe una variedad de bendiciones que se recitan en diferentes ocasiones. Esto es una característica del judaísmo: reconocer la mano de Di-s en todo aquello que experimentamos y manifestar dicho reconocimiento con humildad.
A continuación, se encuentran algunas de las bendiciones más comunes. Todas comienzan con “Bendito eres Tú, Señ-r, nuestro Di-s, Rey del universo…”.
Al salir del baño y después de lavarnos las manos, agradecemos a Di-s por el funcionamiento normal de nuestro cuerpo y por “… por haber creado al hombre con sabiduría…”.
Antes de disfrutar de una fragancia agradable, “…, creador de varios tipos de especies”.
Al ponernos una prenda nueva o al tomar un fruto de estación por primera vez: “… quien nos ha concedido la vida, el sustento y nos ha permitido llegar a esta ocasión”.
Al ver una estrella fugaz, un cometa, un terremoto, un volcán, un tornado, un huracán, un rayo (una vez por cada tormenta), un océano o una montaña imponente (por primera vez en treinta días): “… que renuevas las obras de tu creación”.
Al oír un trueno (una vez por tormenta): “… cuyo poder colma el mundo”.
Al ver un arco iris:“… quien recuerda el Pacto (hecho con Noé), y es fiel a Su Pacto y cumple sus promesas”.
Luego de sobrevivir a una situación que haya puesto en riesgo nuestra vida, por ejemplo, una enfermedad muy severa o un accidente automotor, o luego de un viaje al exterior, se debe recitar la bendición Hagomel en presencia de diez hombres (de ser posible, luego de haber subido a una aliá): “… que retribuyes beneficencia al culpable, pues me has retribuido con bondad (La congregación responde: ‘Que aquel que te ha retribuido con beneficencia, siempre te retribuya con toda beneficencia’)”.
Cuando nos embarcamos en un viaje de larga distancia, de más de 72 minutos fuera de los límites de la ciudad, debemos recitar la bendición del viajero.
Nota: Las bendiciones anteriores son aquellas que se consideran básicas. Consulte a su rabino para conocer el resto de las normas que regulan estas bendiciones respecto de cuándo y cómo recitarlas.
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