Es difícil decir si las empresas comerciales de Reb Yisasjar Dov Weiss, un prominente hombre de negocios de la Costa Oeste (U.5.A.), sostienen sus acciones caritativas o si la distribución de caridad sostiene el negocio. Reb Yisasjar Dov prefiere la segunda explicación. “Esa es la pura verdad,” mantiene él. “Permítanme contarles acerca de un amigo también involucrado en negocios.”
“Este hombre había intentado varias empresas riesgosas, pero en ninguna de ellas había logrado éxito. Una vez él consultó con el Rebe antes de embarcarse en un nuevo negocio. El Rebe le sugirió que diera cinco mil dólares para caridad antes de comenzar el nuevo emprendimiento. El hombre estaba presionado por estar bajo de fondos e hizo caso omiso del consejo del Rebe. Poco después su negocio se debilitó.
Algún tiempo más tarde, el hombre presentó sus dificultades al Rebe nuevamente. “Yo le había aconsejado dar un monto importante de dinero para caridad,” le recordó el Rebe mientras sacaba un volumen del Talmud de su estante de donde le leyó: “Rabí Yojanan enseña, ‘Aser bishvil shetitasher', ‘Da el diezmo para que te enriquezcas’”1. “Si Ud. hubiera donado el dinero para caridad, yo habría podido dirigir un reclamo a Rabí Yojanan...”
En otra instancia, Reb Yisaschar Dov explicó: “Yo siempre he querido cumplir mi obligación de dar caridad apropiadamente. No estaba siempre seguro de cuanto dar o cuál caridad era la más meritoria. Decidí consultar con el Rebe.
El Rebe respondió: “La cosa más importante es dar tzedaká con el corazón abierto y feliz. Toma la pluma en tu mano y podrás percibir la suma apropiada para escribirla en el cheque”
Habiendo establecido con el Rebe tal relacionamiento, no es sorprendente que Reb Yisaschar Dov lo consultara a menudo sobre sus asuntos de negocios. Una vez, recordó Reb Yisaschar Dov, “Yo le pregunté al Rebe si mi compañía debería hacerse pública en la Bolsa de Valores. Uno puede hacer una fortuna de la noche a la mañana," dije con entusiasmo, “esto me permitirá donar un millón de dólares para las instituciones Lubavitch.”
“El Rebe estaba menos entusiasmado acerca de mis grandiosos planes. Después de un breve silencio, preguntó ‘¿Por qué querrías que otros tengan una decisión en tu negocio?’. ”
“Yo fui persistente y finalmente recibí su bendición para mi empeño. Después el Rebe preguntó: ‘¿Y qué me darás?’.
Respondí espontáneamente que yo estaba dispuesto a ofrecer cualquier cosa.”
“‘En ese caso’, replicó el Rebe, 'me gustaría que me dieras mil páginas de estudio talmúdico’.”
En muchas ocasiones el consejo del Rebe salvó a Reb Yisasjar de grandes pérdidas. Una historia favorita involucra una oferta para invertir en diamantes de Liberia en la Costa Occidental de África en 1976.
“Los comerciantes belgas de diamantes, quienes me habían hecho la propuesta, estaban al tanto de mis procedimientos comerciales," relató Reb Yisasjar Dov. “Ellos sabían que la bendición del Rebe era esencial para mis esfuerzos. Sin embargo, estaban sorprendidos hasta que grado yo confiaba en él.”
“Entendemos que quieras la bendición de tu Rebbe’, observó su representante; ‘después de todo, estamos considerando un proyecto de un millón de dólares, pero...’.”
“Perdóneme," lo interrumpí, “no invertiré nada antes de que reciba la bendición y el consentimiento del Rebe.”
“Los joyeros estaban muy ansiosos de que yo invirtiera. ‘Queremos aclarar su manifestación. ¿Realmente quiere Ud. decir que no aprovechará esta oportunidad a menos que el Rebe apruebe? ¿Qué sabe el Rebe acerca de negocios o acerca de piedras preciosas africanas?. ”
“No respondí. Mi experiencia anterior y mi cuenta bancaria productiva me habían probado que la aprobación del Rebe excedía cualquier valor calculable.”
“En mi siguiente oportunidad, discutí el tema con el Rebe. Él me dijo que no invirtiera, advirtiéndome que una revolución era inminente.”
“Me sorprendí. ‘¿Cómo es eso?,’ pregunté al Rebe. 'Todos en el mundo de los negocios saben que Liberia, un país neutral, es la Suiza de África’.”
“El Rebe fue terminante en su opinión: La situación política era inestable e invertir era peligroso. Nada a largo plazo debía en absoluto ser considerado. Sólo algo donde el dinero pudiera entrar y salir inmediatamente, valía la pena ser considerado.”
“Los comerciantes belgas estaban extremadamente desilusionados y escépticos. ‘¿Una revolución en Liberia? ¿El país más estable de África?!’."
“Poco después invertí cincuenta mil dólares en el negocio de los diamantes. Contraté un corredor de bolsa, instruyéndole que comprara diamantes liberianos rápidamente y se saliera inmediatamente. El compró piedras brutas que debían ser cortadas, pulidas y enviadas luego al comprador."
“Brevemente después, la revolución que el Rebe había predicho, estalló. Las piedras nunca fueron exportadas, y yo recuperé solo una parte de lo invertido. Me consolé con el pensamiento de que no había invertido millones.”
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