El Sr. Jefrey Kimball, abogado y miembro activo de la comunidad Lubavitch en Springfield, Mass, sopesó la oferta. A pesar de que no era una inversión pequeña, las ganancias parecían tan seguras que los bancos habían ofrecido prestarle los 15 millones de dólares requeridos, sin garantes. Sin embargo, el Sr. Kimball valoraba el consejo del Rebe y antes de firmar el contrato, le pidió una bendición.
La respuesta del Rebe consistió en dos largas páginas que discutían la importancia de adherirse a un estilo de vida de acuerdo a la Torá. “Un Judío que cumple los mandamientos de D-s,” escribió el Rebe, “ameritará las Bendiciones Divinas para el éxito en todos sus emprendimientos.” Al pie de la carta, después de su firma, el Rebe agregó una postdata: “En relación a la oferta del negocio —no es aconsejable.”
El Sr. Kimball estaba conforme con la respuesta. Ahora era el turno de sus asociados considerarla. ¿Cómo podía rechazar una propuesta tan buena? A pesar de la insistencia, el Sr. Kimball confió en el Rebe y no hizo la inversión.
Dos años más tarde la firmeza de la respuesta del Rebe se volvió abiertamente clara. Le habían pedido al Sr. Kimball hacer una inversión a largo plazo en Nicaragua. A pesar de la estabilidad previa del país, su gobierno había sido destituido por los comunistas rebeldes y muchas inversiones extranjeras fueron nacionalizadas.
Únete a la charla