El ritual
A menudo me preguntan cómo hacer que un ritual sea emocionante. Es triste, pero es cierto que muchos niños judíos son criados bajo la forma de ritual del judaísmo que carece de espíritu. Mi respuesta es siempre la misma. El ritual es la clave para la vivencia divina. La espiritualidad y la meditación son emocionantes, pero no hay nada tan real como tener las botas sobre la tierra.
La guerra
A esto me refiero. Durante milenios, las guerras consistían en dos ejércitos que acercaban sus filas en el campo de batalla. El ejército más grande y fuerte en general resultaba ganador. En la era moderna, hay una manera por completo distinta de estar en guerra. Hemos pasado de tener las botas sobre la tierra a la contienda aérea y naval. Las guerras se llevan a cabo a tanta distancia que los que aprietan el gatillo nunca ven siquiera al enemigo que destruyen.
Hoy en día hemos evolucionado a una forma aún más sofisticada de contienda: la guerra electrónica y cibernética. No se necesita siquiera cruzar las fronteras de un país para hacerlo caer. La contienda cibernética y los embargos económicos son maneras sofisticadas de dañar, y las botas sobre la tierra aún son algo vital. La única manera de ganar es unir la sofisticación moderna con el arte ancestral. Poner las botas sobre la tierra; pero fortificarlas, reforzarlas y apoyarlas con todo un despliegue de arsenal sofisticado.
La espiritualidad
Vivir una vida dedicada a la espiritualidad es emocionante para muchos. Las montañas del Tíbet están llenas de lugares en los que, lejos de las distracciones de la realidad, los fieles se dedican a la meditación, a la serenidad y a la búsqueda de la espiritualidad.
Por otro lado, hay millones de personas alrededor del mundo que dependen de maneras organizadas de religión para conseguir dirección y estabilidad. Los rituales los educan, los santuarios los elevan y las tradiciones los reaniman.
No hay duda de lo satisfactorio que es hallar bienestar espiritual y curación emocional al explorar las preguntas más profundas sobre la vida. Es mucho más satisfactorio que vivir en la inercia del carrusel cotidiano, que trabajar cada día sólo para sobrevivir.
Pero así como en la contienda no se pueden remplazar las botas sobre el terreno con tecnología sofisticada, tampoco es posible reemplazar la práctica ritual con meditación. Debemos unir el espíritu con el ritual para encontrar un sentido.
Di-s diseñó a los seres humanos para ser criaturas sociales, para formar sociedades. Di-s quiere que vivamos en el mundo incluso aunque evitemos ser del mundo; que estemos a la vez comprometidos con él y a una cierta distancia. Quiere que demostremos que podemos existir por completo de manera divina mientras vivimos en el ajetreo de un mundo enorme sin refugios. Quiere que demostremos que podemos vivir entre el capricho y la avaricia y seguir siendo honestos y humildes.
A esto me refiero con “las botas sobre la tierra”. Se puede vivir de una manera elevada y espiritual cuando se vives con serenidad, lejos de la tentación y de los desafíos sociales, pero ¿cómo saber cómo responder ante un desafío? No puedes conocer tu temple si no vives en un ambiente que te desafíe.
Sí, es cierto que no alcanza sólo con el dogma y el ritual para fortificarnos en lo espiritual contra los retos de la era moderna. Para tener éxito en el mundo de hoy, para transformar nuestros lugares de trabajo, los clubes sociales y los oasis del mundo moderno en santuarios sagrados en los que Di-s sea bienvenido, debemos unir al ritual y la tradición con la espiritualidad y la meditación. Cuando el ritual es una expresión de nuestro amor palpitante hacia Di-s, cuando nuestras tradiciones son la efusión de nuestra conexión espiritual con Di-s, lo intangible encuentra un hogar real en el mundo tangible, y el ritual adquiere un significado.
Así es como el ritual se vuelve emocionante. Si comer matzá y tocar el shofar son meras acciones físicas, pierden su sentido. Cuando son expresiones de nuestro profundo anhelo hacia Di-s, y celebraciones de nuestra sincera gratitud, están cargadas de sentido y de vibrante emoción.
El antiguo dilema
He presentado esta tensión entre la espiritualidad y el ritual como un dilema moderno, pero la verdad es que no es nada nuevo. Todo lo que debatimos hoy se debatió en el pasado, y las soluciones con las que nos encontramos hoy fueron pensadas antes.
Mientras nuestros ancestros andaban a través del desierto, se separaron en dos campamentos. Todos se daban cuenta de que el destino de su viaje era Israel, pero muchos judíos se enamoraron del viaje y no querían que terminara. En el desierto, Di-s había creado una capa protectora con la que los judíos podían separarse del mundo real. Vivían de modo ascético, comprometidos con experimentar la revelación divina y las transmisiones proféticas, los milagros y el intenso estudio de la Torá. No se puede ser más sereno y ascético que eso.
Cuando Moshé revolucionó las cosas al enviar espías a Israel, muchos judíos respondieron horrorizados: “¿Quieres sacrificar este ideal por el mundo real? ¿Cómo mantendremos una conexión pura con Di-s mientras irrigamos la tierra, cavamos pozos, construimos ciudades y peleamos en guerras? ¡Esta no es una manera judía de vivir!”.
Y aun así, Moshé fue firme con su respuesta y explicó que esa era la manera exacta en la que los judíos deberían vivir. Ir a Israel y drenar los pantanos, hacer florecer los desiertos y construir un país, pero hacerlo a la manera de Di-s. Hacerlo en concordancia con las instrucciones de Di-s y de acuerdo a su voluntad. Unir la construcción de una tierra judía con la espiritualidad del mandato de Di-s es la cima de la búsqueda espiritual.1
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