Estimados Lectores:

Esta parasha habla de la historia de los espías. La Torá nos cuenta que cuando Hashem ordenó a Moshe conquistar la tierra de Israel, Moshe decidió enviar espías para analizar la estrategia más propicia para la conquista. Fueron elegidos los líderes de las doce tribus para esta importante tarea, pero al volver de su viaje por la tierra prometida, diez de los doce deciden que la tierra no era propicia y que la conquista era imposible, era preferible el desierto a intentar tamaña empresa. Di-s se enfurece por esta rebelión y condena a todo el pueblo a deambular por el desierto por 40 años.

De uno de los versículos de esta semana aprendemos que una congregación debe contar como mínimo con 10 miembros para ser considerada como tal. Di-s llama al grupo de espías rebeldes, “esta malvada congregación”. Hasta hoy en día cuando rezamos en comunidad debemos asegurarnos que haya como mínimo 10 participantes para poder realizar las oraciones.

Es interesante que algo tan importante para el judaísmo como la plegaria grupal se aprenda de una congregación malvada. Pero obviamente que podemos sacar una importante lección de este hecho.

Cuando uno busca a 10 hermanos para conseguir un minian y que sus plegarias sean más efectivas en realidad lo que está demostrando es que nuestros destinos como judíos están entrelazados, un judío solo está incompleto, cuando uno pide a Hashem en la plegaria en realidad lo que está haciendo es pedir que Di-s revierta el destino en nuestro favor, y no es suficiente con salvarse uno mismo si sus hermanos siguen prisioneros. El kadish es una de las plegarias que solo se puede decir en congregación, y es una de las principales oraciones que pide por la redención ¿Qué sentido tendría que la redención llegue para uno solo, si el resto del mundo sigue en Galut?

Por eso los Sabios aprenden justamente de una congregación malvada la mitzvá del minian, para enseñarnos que incluso un hermano a quien consideramos “malvado”, comparte nuestro destino y sin el estamos incompletos.

¡Shabat Shalom!

Rabino Eli Levy