Pregunta:
Siempre relacioné ir a la sinagoga en Rosh Hashaná y Iom Kipur con la pesadumbre, la culpa y una atmósfera sombría. Supongo que es con lo que crecí. Pero el año pasado fui a sus servicios y me encontré con que eran felices, joviales, musicales y llenos de luz. Disfruté la experiencia, pero me pregunto: ¿está bien ser tan optimista en días en los que queremos obtener perdón por nuestros pecados? Perdón por ser tan directo, pero lo que hacen, ¿es auténtico o se trata sólo de pasarla bien?
Respuesta:
En la ley judía hay una discusión muy curiosa sobre las patas de las abejas:
¿Qué pasa si una abeja pierde su pata y esta termina en medio de un frasco de miel? Las abejas no son casher, y no siempre se pueden sacar las patas de las abejas de la miel. ¿Eso significa que todo el frasco deja de ser casher?
Hay quienes dicen que no. La miel es casher y se puede comer, con patas de abeja y todo. Porque una de las propiedades más fascinantes de la miel es que si caen en ella trozos de objetos extraños, estos terminan por convertirse también en miel. Las patas de abeja se disuelven y pierden su identidad distintiva, no queda nada no casher, sólo miel.
Lo que es único en la miel, tal como está descripta en la literatura judía, es que no vence a la fuerza como sí lo hace el fuego, que consume con violencia todo lo que alcanza. La miel vence con dulzura. La dulzura de la miel es tan intensa que todo lo que toca se doblega y sucumbe ante su dulce abrazo.
Este poder de la miel representa un enfoque más profundo de los Iamim Noraim. Sí, son tiempos sombríos, y hay una real necesidad de volver a Di-s. Pero la introspección y la buena resolución que inspiran estos días no nacen de la culpa. No nos arrepentimos por miedo al fuego y a la tormenta. Sino que cuando experimentamos la dulzura del amor divino, cuando sentimos lo cerca que Di-s está de nosotros y la bendición que es ser judío, nuestra dicha puede fundir todo lo malo y purificarnos de nuestras partes menos casher.
Es por esto que cuando empezamos los Iamim Noraim, untamos jalá y manzana con miel. Sólo un judaísmo infundido en la dulzura y la dicha tiene el poder de disolver la negatividad, el cinismo y la indiferencia, y volvernos a hacer casher. La tristeza y la pesadumbre no van a llenar nuestras almas. Lo hará la experiencia de la dulzura.
No sólo untes tu manzana con miel, sumérgete por completo en un judaísmo dichoso. Eres la pata de la abeja.
Aprovecho esta oportunidad para desearte un año lleno de una dulzura que te absorba; que todas las patas de abeja, en todas sus formas, desaparezcan.
(Fuentes: Shem Mishmuel 5681; Tosfos Avoda Zara 69a, Hahu.)
Nota: de encontrar partes de insectos en la comida, se debe consultar con una autoridad de la ley judía, que es compleja en este punto.
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