Es bastante difícil para un egoísta arrepentirse, por tres razones:
1) Constantemente encuentra diversas justificaciones para su mala conducta, demostrándose que en verdad está haciendo lo correcto.
2)Si hace algo tan claramente incorrecto que no puede cubrirlo en un manto de rectitud, atribuye la falta a su ambiente o a su gran inclinación hacia el mal, etc. Así se mantiene felizmente libre de responsabilidad.
3) Si no encuentra una causa externa o un pretexto para su mala conducta, simplemente la ignora. “El amor cubre todos los pecados”.
Una persona humilde, por lo contrario, se juzga a sí mismo y su veredicto es justo, sin distorsionar los hechos o inventar excusas transparentes.
(Likutei Sijot, vol. 1, p. 130)
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