Cuando nos mudamos a Australia hace 23 años, una de las cosas más duras para nuestros hijos fue adaptarse a era que no iban a tener ni una bobe (abuela) ni un zeide (abuelo) cerca. Hay un rol particular que los abuelos juegan en las vidas de los nietos, sobre todo cuando son jóvenes. El hecho de que los abuelos a menudo tienen más tiempo que los padres y están ligeramente a distancia de los acontecimientos del día a día familiar, hacen que puedan servir como un extra "colchón" de amor y apoyo cuando las cosas entre los padres y los hijos se ponen tensas, como inevitablemente a veces sucede.

Los abuelos también se benefician de involucrarse en la vida de sus nietos. Los niños son entusiastas y tienen una avidez por la vida que contagiará a las personas que entran en contacto con ellos. Saber que hay jóvenes que confían en ellos y que aprecian su amor, agrega alegría y propósito a la vida de una persona mayor.

Después de consultar con nuestros niños, decidimos adoptar a algunas de las personas mayores que no tenían familia propia para que actúen de bobe y zeide para nuestros hijos. Invitábamos a estas personas a nuestra casa para las comidas de Shabat y Iom Tov. Los niños se encargaban de llamarlos, traerlos, acompañarlos de vuelta a sus casas, también los ayudaban con las compras de la comida y otras cosas. Esto desarrolló un vínculo entre los chicos y estos "abuelos."

Algunas familias traen mascotas sus casas con el propósito de que los niños aprendan lo que significa "cuidar"; sin embargo, la satisfacción de "cuidar" a un ser humano es mucho mayor y más significativo.

Una persona aprende a conducir, no mirando a otro manejar, sino manejando él mismo. El mismo principio se aplica a uno de los placeres más grandes de la vida: dar a otros. Aprendemos a volvernos buenos dadores no parados y mirando a otros, sino dando de nosotros mismos a otros.

El placer de dar debería ser un valor y un talento tan importante como cualquier otro que intentemos impartir a nuestros hijos. Les vendrá bien aprenderlo y los hará miembros felices y activos en la comunidad donde se encuentren.

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