Estimados lectores:
Mañana es Iom Kipur, el Día del Perdón.
En este día hacemos enmiendas por los errores cometidos durante el año. En la época del Templo, se arrojaba a un chivo por un barranco y otro se ofrecía en sacrificio para expiar los pecados.
Hoy en día existe la costumbre de Kaparot (o kapores), en la que se sacrifica un ave y se dona a los pobres, o se usa dinero que también se dona. La idea es que, en lugar de morir nosotros por nuestras faltas, ponemos al pollo en nuestro lugar.
La esencia de esta tradición es llevarnos a reflexionar sobre si nuestra estancia en este mundo está siendo realmente productiva.
Pero hay una historia (maise) sobre Kaparot que me gusta y que es especialmente relevante este año.
Un jasid deseaba entender el secreto de esta tradición y le preguntó a su maestro. El maestro le dijo: "No te lo puedo revelar. Si deseas conocer el secreto de esta tradición, debes preguntarle a un tabernero en la provincia profunda."
El jasid estaba sorprendido. ¿Cómo un simple tabernero podría conocer este secreto tan bien guardado?
A pesar de sus dudas, fue a la provincia profunda y se hospedó en la posada del tabernero la víspera de Kipur.
En la madrugada, escuchó que el tabernero se levantaba. En silencio, buscó entre las botellas de vodka y brandy (bronf) dos cuadernos: uno rojo y otro azul.
Primero abrió el cuaderno rojo y comenzó a enumerar:
“Dios, este año me enojé con mi esposa.
No recité el Shema a tiempo.
Tomé prestado un hacha y no la devolví.”
Y siguió enumerando por un buen rato.
Luego abrió el cuaderno azul y dijo:
“Este año murió la vaca que nos daba leche por una peste.
Un borracho rompió dos mesas y una lámpara.
El terrateniente me subió el alquiler un tercio y me amenazó con echarme si no aceptaba.”
Después, tomó ambos cuadernos, los levantó sobre su cabeza y dijo:
“Esta es mi expiación.” Guardó los cuadernos y se volvió a dormir.
El jasid entonces entendió el secreto de Kaparot.
Ahora le digo a Dios que todos los sacrificios que ha hecho el pueblo judío este año son suficientes para que nos envíe un año bueno y dulce, y que seamos inscritos en el Libro de la Vida. No queremos más kaparot, ni más sufrimientos.
Gmar Jatima Tová
Rabino Eli Levy
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