La parashá de esta semana, Tetzavé tiene una particularidad. Es la única lectura en la Torá en donde el nombre de Moshé no se menciona, desde la primer parashá del Libro de Shemot (Éxodo) (en la cual el nace) hasta el fin del Libro de Bamidbar (Números). Las palabras de apertura de Tetzavé son Veata tetzavé, "y tu ordenarás." El "tu" es Moshé y D-os le está diciendo lo que debe indicarle al pueblo judío. Pero el versículo dice "tu", no menciona un nombre, ni "Moshé".

¿Por qué?

Algunos explican que el día de fallecimiento de Moshé, el 7 de Adar, casi siempre cae en esta semana, y la ausencia de su nombre es un símbolo apropiado de su desaparición física. Otros sugieren que es el resultado de las propias palabras de Moshé. ¿Recuerdan el episodio del Becerro de Oro? El pueblo pecó y D-os lo iba a destruir y comenzar de nuevo con Moshé y su propia dinastía. Moshé defendió al rebaño errante ante el Todopoderoso discutiendo por su perdón. ¿Y si no? Bueno, Moshé uso palabras un poco fuertes allí. Mojeni na misifreja, "iBórrame del libro que Tú has escrito!" Moshé mismo dijo que su nombre se borre de la Torá si D-os no perdonaba a Su pueblo. Por lo que, a pesar de que D-os los perdonó, las palabras de un tzadik (una persona justa) son eternas y dejan una impresión. El efecto de esas palabras, por lo tanto, fue que, en algún lugar en el Libro, en la Torá, su nombre se borraría. Moshé desaparecería donde él normalmente hubiera aparecido. Por lo tanto, es en la semana cuando recordamos su fallecimiento, que el nombre de Moshé no está.

Así dicen una variedad de comentarios. Pero, los comentarios jasídicos que reflejan la dimensión interna de la Torá, van un paso más adelante y más profundo. ¿Qué es un nombre? preguntan. ¿Quién necesita un nombre? ¿Uno necesita un nombre para sí mismo? Realmente no, él sabe quién es. Así que un nombre es esencialmente algo para que otras personas puedan tener su atención, para que puedan llamarlo, dirigirse a él, etc. En otras palabras, un nombre es solo un indicador externo, un vehículo para que otros puedan identificar o describir a una persona; pero todo es externo a la persona misma y periférico a su verdadera e interna identidad. Los nombres son secundarios para la esencia de un individuo. La esencia de cada persona, quien él o ella es, está más allá del nombre, más allá de cualquier título.

Así que ¿por qué no se menciona el nombre de Moshé? ¿Porque dijo "bórrame" cuando el Becerro de Oro? ¿Porque habló con jutzpá ante el Todopoderoso? ¿Piensa que es un castigo? Para nada, dice el Rebe. Al contrario, este es quizás el momento más grande en la vida de nuestro máximo líder espiritual.

¿Cual imaginaríamos que es la mejor hora de Moshé? ¿Al recibir la Torá? ¿Al liderar a los judíos al Éxodo? ¿Al partir el mar? ¿Se sorprendería si le digo que no es ninguna de estas? De hecho, el momento mejor y más grandioso y glorioso de Moshé sobre la tierra fue cuando se mantuvo firme ante D-os, pidiendo por su pueblo, peleando por su perdón. Su hora más brillante fue cuando puso su propia vida y futuro en juego y dijo: "¡D-os, si ellos se van, yo me voy! ¡Si Te rehúsas a perdonar a esos pecadores, borra mi nombre de Tu sagrada Tora!" Fue debido al compromiso total de Moshé hacia su pueblo que el pastor fiel salvo a su rebaño de la extinción. Y D-os mismo estaba complacido con las palabras de Su pastor elegido y accedió a su pedido.

Por lo que la ausencia del nombre de Moshé esta semana, lejos de ser algo negativo, lleva consigo una profunda bendición. No dice el nombre de Moshé, sino "veata", "y tu". Un nombre es solo un nombre, pero aquí D-os habla con Moshé en segunda persona directamente. Tu. Y el Tú simboliza la esencia espiritual de Moshé. ¿Y cuál es esa esencia? Su firme compromiso con su pueblo, pase lo que pase, aun si es a sus expensas.

Esta es el alma misma de Moshé, el pastor fiel. El Tu que va más allá de lo superficial y más allá de lo que cualquier nombre pueda encapsular. Representa el núcleo más profundo de su neshama, más profundo que cualquier apelación o descripción detallada pueda reflejar.

El nombre de Moshé puede no estar, pero su presencia espiritual se siente de una forma que ningún nombre le podría hacer justicia. Que nuestros líderes tomen nota y se inspiren.