Los niños se reunieron alrededor del árbol y comentaban entre sí qué tan alto era, y qué emocionante sería trepar a su copa. Optaron por jugar a ver quién podía trepar más alto sin caerse. Entre los niños participantes se encontraba el pequeño Menajem Mendel de cinco años, el futuro Rebe de Lubavitch. Su madre, la Rabanit Jana, observaba a los niños mientras jugaban.
Todos los niños lograron trepar, a duras penas, la mitad del árbol antes de caerse, mientras que Menajem Mendel alcanzó la parte más alta del árbol.
Más tarde, su madre le preguntó: “Mendel, ¿cómo lograste llegar tan alto mientras que tus compañeros fracasaron?”
“Fue muy fácil”, contestó el pequeño, “los otros niños veían sólo hacia abajo, y al advertir qué tan alto habían subido se mareaban y caían. En cambio, yo, mantenía mi mirada fija en lo alto, y cuando me percataba de lo bajo que me encontraba, seguía subiendo más y más hasta alcanzar la parte más alta”.
Únete a la charla