Es la advertencia con la cual se nos previno de no aceptar rescate de quien asesina premeditadamente, sino que inexorablemente ha de ser muerto.

Es lo que El, exaltado sea, dijo: Y no tomaréis rescate por el alma de un asesino que es culpable de morir.

Las leyes de este precepto han sido explicadas ya en (el Tratado Talmúdico de) Makot.