En un Farbrenguen, el Rabino Mendel Futerfas narró:

En una oportunidad, estando en Rusia, fui encarcelado en la noche de Kol Nidrei y pasé todo el Iom Kipur dentro de las paredes de mi celda. Me las arreglé para poder pronunciar, de memoria, las oraciones vespertinas y las de la mañana.

Sin embargo, con dificultad apenas podía llegar a recordar una pequeña parte de los poemas litúrgicos del musaf y, lo que me venía a la mente, era 'Todos son verdaderos creyentes'. Mientras pronunciaba estos textos me detuve a pensar: '¿Es realmente cierto que 'todos son verdaderos creyentes'? ¿Qué pensar del malvado régimen comunista? Y de los miembros del 'sector judío' del partido que proscriben la Torá: ¿deberían ser llamados 'creyentes'?'

Dos semanas después fui trasladado a un campo de concentración y allí me ubicaron en una atestada sala en la que había unas sesenta camas, apretujadas en hileras contra las paredes circundantes.

Todos los delincuentes se apropiaron de los mejores lugares y a mí me empujaron hacia un rincón. Traté de no mostrar mis sentimientos frente a esos matones y, como era la noche de Shabat, cerré los ojos y me refugié en las oraciones de Shabat. Habían pasado algunos minutos cuando un forzudo 'uzbek' de poblados bigotes y un rostro surcado por cicatrices se me acercó para preguntarme:

"¿Estás rezando?". Asentí.

"¡Quiero que sepas que yo también soy judío!" Este año, por primera vez en mi vida, en la cárcel, no solo ayuné en Iom Kipur sino que también recé. En realidad, no sé ni una sola palabra en hebreo, ya que mi padre también recibió educación comunista y en mi casa paterna no había ni rastros de judaísmo; sin embargo, cuando era niño mi abuelo me enseñó a rezar Modé aní. Créeme, Mendel, ayuné todo el día mientras mis labios murmuraban continuamente:

"Modé aní... Modé aní..."

"Esta fue una respuesta del Cielo", concluyó Reb Mendel, "a mi pregunta con respecto a "Todos son verdaderos creyentes".