Estimados lectores:
En toda relación hay un periodo de seducción y un periodo de madurez. Por ejemplo cuando uno sale para encontrar pareja se pone su mejor traje o vestido, el mejor perfume y actúa de forma cuidada, intentando hacer una buena impresión en el otro.
Cuando la relación se formaliza, uno empieza a relajarse y puede mostrar su verdadero rostro al otro, la personalidad sale a la luz y ahí es cuando tenemos que empezar a trabajar de verdad para consolidar la relación.
Si en el monte Sinaí se formalizó la relación matrimonial entre Di-s y el pueblo de Israel, las plagas y la salida de Egipto fueron el periodo de seducción. En realidad, Hashem no necesitaba las plagas para convencer al Faraón de liberar al pueblo, sino que su función principal era seducir al pueblo judío.
Muchos se preguntan, por qué en esta época no tenemos milagros como la salida de Egipto, los milagros sobrenaturales fueron necesarios al principio de nuestra relación para convencernos del poder y la grandeza de Hashem, pero una vez que la relación se formalizó y maduró podemos reconocer a Hashem incluso en las cosas simples y en la misma naturaleza, del mismo modo en que una pareja madura expresa el amor con pequeños actos y sin las extravagancias de los pretendientes.
Cuando llegue el Mashíaj se producirán milagros como en la salida de Egipto, pero esta vez no quebraran el orden natural, sino que lo acompañaran en armonía y podremos ver la grandeza de Hashem en todo lo que nos rodea.
¡Shabat shalom!
Rabino Eli Levy