Cuando Di-s le prometió la Tierra de Canaan a los descendientes de Abraham, toda la tierra se convirtió, y así permanece hasta hoy, en herencia de todo judío, no estando sujeta a negociaciones o tratados. Es solamente la promesa de Di-s a Abraham la que constituye nuestra conexión con nuestra tierra. Cuando expresamos esto con confianza y sin pedir disculpas, la comunidad de naciones reconocerá su verdad. En cambio, basar nuestras demandas sobre la Tierra Prometida en tratados, victorias militares o intrigas diplomáticas socavará el respeto de las otras naciones por nuestra herencia. Afirmando nuestra conexión inviolable con la Tierra de Israel, aceleramos la Redención Mesiánica, cuando Di-s nos otorgará su posesión completa de una manera pacífica.1
Di-s también le prometió a Abraham la Tierra de Israel.
Afirmar Nuestra Herencia
לְזַרְעֲךָ נָתַתִּי אֶת הָאָרֶץ הַזֹּאת וגו': (בראשית טו:יח)
[Di-s le dijo a Abraham,] “Le he dado esta tierra a tus descendientes.” Genesis 15:18
Notas al Pie
1.
Likutei Sijot, vol. 15, págs. 100-109.
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