Tal como Sara antes que ella, Raquel hizo que su sirvienta Bilha (que también era su media hermana), se casara con su esposo, esperando que con este mérito ella también fuera bendecida con hijos. Luego de que Bilha tuvo dos hijos, Lea, que había parado de tener hijos para ese entonces, hizo que su sirvienta Zilpa (que era otra media hermana de Lea y Raquel) se case con Jacob, con la misma esperanza. Zilpa también tuvo dos hijos; luego de lo cual volvió la fertilidad de Lea y tuvo dos hijos y una hija más. Entonces Raquel finalmente concibió y tuvo a su primer hijo, a quien llamó Iosef (José).
Trayendo a Casa al Distanciado
וַתִּקְרָא אֶת שְׁמוֹ יוֹסֵף לֵאמֹר יֹסֵף ה' לִי בֵּן אַחֵר: וַיֹּאמֶר קַח נָא אֶת בִּנְךָ אֶת יְחִידְךָ אֲשֶׁר אָהַבְתָּ אֶת יִצְחָק (בראשית ל:כד)
[Raquel] lo llamó Iosef (José) [“Que El agregue” en Hebreo], diciendo, “Que Di-s agregue otro hijo para mí.”
Genesis 30:24
La plegaria de Raquel resume la misión espiritual de José en la vida: el convertir a “otro”, es decir a un aparente extraño, en un “hijo”. Esta misión se expresa en tres formas. Primero, en hacer que el mundo material, que parece estar separado de Di-s, reconozca y celebre su fuente Divina. Segundo, en el arrepentimiento personal, a través del cual nos transformamos de extraños “otros” en “hijos” que pertenecen. Tercero, en acercarnos a aquellos que parecen apartados de Di-s, revelándoles que son hijos queridos de Di-s, para quienes vivir la vida de acuerdo al plan de Di-s es simplemente natural.
No nos sintamos fuera de lugar o incapaces de efectuar dichas transformaciones, porque no trabajamos sin ayuda. Raquel dijo “Que Di-s agregue para mi otro hijo”, nosotros somos sólo instrumentos de Di-s, y es realmente Él quien recibe cariñosamente a Sus hijos distanciados en casa.
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