Cuando Jacob llegó a Egipto, José lo presentó al Faraón. Jacob bendijo al Faraón para que el Río Nilo se desborde milagrosamente cuando se acerque a él. Como resultado de esta bendición, los siete años de hambruna previstos finalizaron luego de tan solo dos años. Como había prometido, José asentó a su familia en la provincia de Goshen.
Perdón
וַיְכַלְכֵּל יוֹסֵף אֶת אָבִיו וְאֶת אֶחָיו וְאֵת כָּל בֵּית אָבִיו לֶחֶם לְפִי הַטָּף: (בראשית מז:יב)
José proveyó para su padre y sus hermanos y toda la familia de su padre. Genesis 47:12

José nos enseñó a pagar mal con bien, así como hizo con sus hermanos sustentándolos por el resto de su vida. Fue capaz de perdonar a sus hermanos no sólo porque era un maestro del autocontrol, sino principalmente porque entendió la naturaleza del mal humano. Como hemos visto, el acto malvado de sus hermanos de venderlo como esclavo sirvió al plan de Di-s para que José eventualmente se convirtiera en virrey de Egipto. José se enfocó en el resultado positivo del acto de sus hermanos en vez de en su esencia mala.

Similarmente, le pedimos a Di-s que nos trate como José trató a sus hermanos, viendo nuestras faltas como siendo en última instancia para bien y respondiendo a ellas con bondad. Para “inspirar” a Di-s a ver nuestras faltas de esta forma, debemos primero hacer lo mismo nosotros, utilizando nuestras malas acciones como una motivación para el auto mejoramiento. La falta que alimenta esta transformación se convierte así en un mérito, sirviendo retroactivamente para un propósito positivo.

Podemos además mejorar nuestra habilidad para transformar nuestras propias malas acciones en méritos, al entrenarnos a ver a las ofensas de otras personas también como méritos potenciales.1