Para completar la historia de Jetro, la Torá salta cuatro meses hacia adelante hasta el 11 de Tishrei de 2449, el día posterior al descenso de Moisés del Monte Sinaí por última vez.
Infinite Ascents
וַיְהִי מִמָּחֳרָת וַיֵּשֶׁב מֹשֶׁה לִשְׁפֹּט אֶת הָעָם וגו': (שמות יח:יג)
Al día siguiente [del descenso de Moisés del Monte Sinaí], Moisés se sentó a juzgar al pueblo. Exodo 18:13

Cuando nuestras vidas espirituales parecen fluir llanamente, podemos pensar que hemos superado los obstáculos de la vida y nos podemos sentar de brazos cruzados y relajarnos. Para ver la respuesta apropiada a este sentimiento, sólo necesitamos mirar el ejemplo de Moisés. Mientras estaba en el Monte Sinaí, Moisés alcanzó la cima de la espiritualidad, pero, tan pronto como se reunió con el pueblo, se zambulló directamente en su nueva tarea de juzgar los casos que el pueblo traía ante él.

Similarmente, incluso cuando sentimos que hemos alcanzado el pináculo de la santidad, hay aún un mañana, cuando, como Moisés, debemos elevar nuestra mirada aún más alto.1