A continuación la Torá regresa a los sucesos que tuvieron lugar luego de la partición del mar, la guerra con Amalek, y la llegada de Jetró al Monte Sinaí. Los judíos llegaron al pie del Monte Sinaí el 1ro. de Siván del año 2448.
Amor Fraternal
וַיִּחַן שָׁם יִשְׂרָאֵל נֶגֶד הָהָר: (שמות יט:ב)
Israel acampó allí [como un pueblo unido] frente a la montaña. Exodus 19:2

La presencia de D-os se rehúsa a morar en medio de la discordia y la falta de armonía. Sólo cuando los judíos estuvieron unidos en armonía el uno con el otro, pudieron lograr la armonía con D-os necesaria como para recibir Su Torá.

Lo mismo se aplica hoy en día. Por supuesto que cualquiera puede estudiar la Torá, pero la inspiración Divina que nos otorga ideas adicionales y nos permite sentir la presencia de D-os en la Torá, es accesible sólo cuando estamos activamente preocupados por el bienestar del prójimo.

Hay otra lección aquí. Los judíos fueron capaces de unirse en el Monte Sinaí porque estaban “frente a la montaña”, es decir, enfocados en la Torá. Dado que todos poseemos diferentes facultades intelectuales, emociones, rasgos de carácter, y puntos de vista, no hay una forma natural en la que podamos mantener nuestra individualidad y funcionar aún como un cuerpo unificado. Sólo si estamos enfocados en D-os podemos lograr que nuestras diferencias dejen de ser un obstáculo para la unidad. Nuestras diferencias aún existen, porque son necesarias para poder cumplir nuestra misión colectiva Divina. Nuestra mancomunada devoción a D-os transforma esas diferencias en escalones hacia nuestro objetivo en vez de ser barreras hacia él.1