Moshé le informó al pueblo judío que en el futuro, pasarán períodos de infidelidad en cuanto al pacto con D-os, y como consecuencia sufrirán. Sin embargo, incluso entonces, el camino de regreso a D-os siempre estará abierto.
Trascender o cavar hondo
וְשַׁבְתָּ עַד ה' אֱלֹקֶיךָ . . . בְּכָל לְבָבְךָ וּבְכָל נַפְשֶׁךָ: (דברים ל:ב)
[Dijo Moshé al pueblo judío:] “Regresarás a D-os ... con todo tu corazón y con toda tu alma.” Deuteronomio 30:2

Se nos ordena aquí regresar a D-os con todo nuestro corazón y alma, pero anteriormente se nos había ordenado amar a D-os no solamente con todo nuestro corazón y nuestra alma sino también con “toda nuestra fuerza”. ¿A qué obedece la diferencia?

Amar a D-os con “toda nuestra fuerza” significa dedicarnos a Él más allá de lo que podemos considerar como “normal”, es decir, más allá de lo que tiene sentido lógico.

Por otra parte, el arrepentimiento requiere que forjemos una relación con D-os de un orden más profundo que la que vivíamos hasta el momento. Esa relación con D-os era demasiado débil como para evitar que cometiéramos pecados y requerir el posterior arrepentimiento. Es por ello que necesitamos profundizar nuestros sentimientos hacia D-os, para que Él nos importe más que las veleidades que hemos aprendido a justificar.

Así, la Torá nos pide amar a D-os más allá de lo que pareciera “normal” a la vez que nos pide arrepentirnos de modo tal que lo que solía estar “más allá” se convierta en nuestra nueva “normalidad”. Los procesos asociados al arrepentimiento y al amor son diametralmente opuestos: el primero nos conduce más allá de nuestras limitaciones innatas, mientras que el segundo aporta trascendencia a la conciencia, por naturaleza limitada.1