Moshé aseguró al pueblo judío que a pesar de que él se hallaba próximo a morir, D-os seguiría estando siempre con Su pueblo. Por lo tanto nada tenían que temer de las naciones que ocupaban la Tierra de Israel y que ellos estaban a punto de conquistar.
¡Lo queramos o no!
לֹא יַרְפְּךָ וְלֹא יַעַזְבֶךָּ: (דברים לא:ו)
[Moshé dijo al pueblo judío que podía confiar en la ayuda de D-os;] “Él no os fallará ni os abandonará.” Deuteronomio 31:6

Con estas palabras, Moshé nos informó que, aunque se nos ocurriera que la vida sería más fácil si estuviésemos libres de la misión de D-os y Su asistencia, dicha vida no es posible. D-os nunca nos abandonará. Nunca podemos silenciar completamente la voz interior que nos urge a descartar nuestra pasión por ocupaciones superficiales y a que asumamos el cargo de una vida judía responsable.

Por esta misma razón, nunca debemos sentirnos incapaces de cumplir con nuestra misión divina. D-os mismo, quien se niega a dejarnos solos y siempre nos anima a unirnos a Él para perfeccionar el mundo, está a nuestro lado para ayudarnos en nuestros esfuerzos por transformar el mundo en Su morada.1