A continuación, Moshé ordena a los levitas colocar el rollo de la Torá (que luego él escribiría) en el Arca del Pacto, junto a las Tablas del Pacto que recibiera en el monte Sinaí.
Unirnos con la Torá
לָקֹחַ אֵת סֵפֶר הַתּוֹרָה הַזֶּה וְשַׂמְתֶּם אֹתוֹ מִצַּד וגו': (דברים לא:כו)
[Dijo Moshé a los levitas:] “Tomad este rollo de la Torá y colocadlo al lado [de las Tablas del Testimonio.]” Deuteronomio 31:26

Así, el Arca en el Tabernáculo contenía tanto la Torá grabada en piedra como la escrita en pergamino. La diferencia entre las letras grabadas y las escritas es que las primeras son parte integral de la piedra, mientras que las letras escritas no forman parte del pergamino sino que se agregan a él. Las letras grabadas expresan nuestra conexión intrínseca con la Torá, mientras que las escritas aluden a cómo preservamos nuestra conexión con la Torá aun en el transcurso de nuestra vida cotidiana, cuando nos vemos separados de la misma.

La presencia dentro del Arca tanto de la Torá grabada como de la Torá escrita indica que primero debemos vivir la experiencia de nuestra conexión intrínseca con la Torá y luego trasladar esa experiencia a nuestra vida cotidiana.1