El sabio rey Salomón escribió: "Cuando le das a un pobre, le estás prestando a Di-s". Eso se debe a que Di-s devuelve todos los fondos de caridad –junto con atractivos dividendos– aquí mismo, en este mundo. Según el Profeta Malaji, Di-s incluso nos desafía diciendo: "Prueben y vean".
Hacerlo bien:
La forma más elevada de tzedaká (caridad) es proveerle a la persona independencia. Darle un préstamo a un amigo para que pueda embarcarse en un proyecto empresarial, ayuda a tu amigo a encontrar un trabajo o dale un puesto en la empresa de tu familia.
Nadie debería pagar con su dignidad la ayuda que recibe de otra persona. Es por eso que lo mejor es dar en forma anónima. Además, siempre hay que dar antes de que te pidan. Ahórrale al otro el bochorno de tener que pedir.
Y el principal ingrediente: da con una sonrisa y con genuina calidez. ¡Nuestros sabios enseñaron que la forma en la que das es más importante aún que la cantidad que das!
El momento indicado para hacerlo:
Siempre es el momento indicado para dar. Pero hay ciertas instancias que son más propicias que otras.
Deja caer unas cuantas monedas en la pushka (alcancía de caridad) antes de rezar. Dales a los demás y Di-s te dará a ti.
Es muy recomendable que las mujeres y las niñas hagan lo mismo antes de encender las velas de Shabat y de las fiestas, antes de darles la bienvenida a los días más santos de todo el calendario.
Existe la antigua tradición de prometer dar dinero para tzedaká durante la plegaria de Izkor para mérito de las almas de los seres queridos que se fueron de este mundo. En su morada celestial, ellos ya no pueden hacer mitzvot, así que de nosotros depende que las hagamos en lugar de ellos.
El resultado de hacerlo:
Cuando Di-s creó el mundo, Él nos dejó a nosotros la tarea de infundirle al mundo espiritualidad y sentido. No hay nada que logre esto como la tzedaká. Da tzedaká y todo el esfuerzo que invertiste en ganarte ese dinero con el sudor de tu frente adopta ahora un nuevo sentido, pues sirve para algo más que una necesidad egoísta. Es por eso que nuestros sabios nos dicen: "¡Grande es la caridad, porque acelera la redención!".
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