Hace doce años fundamos en Panamá un jardín de infantes, Mitzva Tots, con el objetivo de brindar una educación guiada en los valores y principios transmitidos a nosotros por el Jasidut. Se trata de un sistema educativo que contempla las necesidades específicas de cada niño y se encarga de desarrollar todo su potencial interior con alegría.
Durante estos doce años, nuestra escuela ha estado funcionando en un edificio alquilado, pero con la ayuda del Todopoderoso, está a punto de cambiar, una fundación del exterior nos conoce personalmente, y decidieron financiar la compra de una nueva sede.
A raíz de este gran milagro, acordamos hacer una campaña a través de “CauseMatch”, con el propósito de recaudar fondos para cubrir el déficit del año y también reunir el dinero necesario para la mudanza de la escuela.
Otra de las técnicas que utilizamos para recolectar dinero, es, ofrecer a distintas personas de la comunidad, la opción de patrocinar un aula en aras de alguna causa o en memoria de un ser querido.
Estas últimas semanas, me movilicé para contactar a distintos miembros de la comunidad con el fin de explicarles la idea y motivarlos para que se unan a patrocinar esta buena obra.
Es así como ocurrió el fascinante suceso que les voy a narrar:
El lunes 19 de noviembre de 2018, a las diez de la mañana, llamé por teléfono a un gran amigo, con la intención de pedirle su contribución para la escuela. Al inicio de la conversación, le comenté que habíamos adquirido una nueva sede y que necesitaba apoyo financiero para realizar la mudanza.
Él me reveló que estaba comprometido con varios proyectos y que le era imposible colaborar en esta oportunidad. Al escuchar eso, resolví decirle: solo quería compartir contigo la gran noticia; vamos a comprar un nuevo edificio y pretendía hacerte partícipe de esta inmensa alegría.
Después de escuchar mis palabras, me pidió que le contara un poco acerca de la escuela. Empecé a describirle la ideología de la escuela y le conté que todas nuestras maestras son judías. “Nuestra escuela se fundó con los ideales de las enseñanzas del Rebe de Lubavitch…”.
Cuando escuchó eso, su voz cambió súbitamente. ¡El Rebe de Lubavitch!, exclamó asombrado, hace muchos años, mi papá donó un Gan Ieladim de Lubavitch en Ginebra…”. Pude notar la emoción en su voz y de pronto me informó con gran entusiasmo: rabino, ¡yo quiero participar en este maravilloso proyecto!
Aunque al principio iba a pedirle que patrocinara un salón, al percibir su reacción inicial decidí no hacerlo. Le expliqué, que, estoy buscando cien personas que puedan donar mil ochocientos dólares cada una, para lograr juntar ciento ochenta mil dólares para el próximo año.
Pero rabino, ¿no me había mencionado antes de que donara un salón? Sí, pero tiene un costo mayor y recién me comentaste que estás con demasiados compromisos por el momento…
Pensándolo bien, rabino, quiero patrocinar un salón en honor a mi padre, fue su respuesta.
Al oír eso quedé fascinado. Primero me había dicho que no estaba en situación de participar y ahora se estaba comprometiendo para donar un salón. La verdad es que me dejó muy sorprendido su cambio de actitud y luego de agradecerle profusamente, le di mi bendición, para que D-os le siga proveyendo la posibilidad de apoyar buenas causas.
De esta manera terminó nuestra conversación y colgué el teléfono.
Continué con mi agenda establecida para ese día. De dos a cuatro de la tarde estuve en la nueva sede con el equipo de arquitectos, contemplando varios aspectos relacionados a la obra. Al finalizar, regresé a mi casa y cuando tuve un momento de descanso, saqué mi celular para ver el video diario del Rebe que envía JEM, a través de WhatsApp.
Quiero aclarar que esos videos lo reciben miles de personas alrededor del mundo. Se trata de una porción diaria de inspiración directa del Rebe, el tema suele variar, algunas veces muestran al Rebe hablando, otras, cantando un Nigun con los Jasidim, y otras recibiendo a personas que iban a verlo para solicitar su bendición, etc.
Me resulta imposible describir lo que sentí cuando comencé a ver el video y realmente no existen palabras para expresar el grado de Providencia Divina que experimenté ese día.
En el video mostraban al padre de mi estimado amigo, informándole al Rebe que había donado un millón de dólares para las diversas instituciones de Lubavitch. El Rebe le sonrió y contestó: “estoy muy feliz de escuchar eso y confío en que D-os te bendecirá, para que puedas donar, al menos el doble la próxima vez…”.
Después del intercambio de palabras, el padre le presentó a su hijo. diciendo: “este es mi hijo…”. El Rebe le dijo: “que el Todopoderoso te bendiga para que puedas superar a tu padre”, y Gabriel le respondió: “así va a ser”.
Cuando vi eso, me puse a pensar, el video lo habían enviado cinco minutos después de que yo llamara a mí amigo. Al inicio de nuestra conversación, él fue muy claro, señalándome en que no estaba en situación de participar en el proyecto de la escuela.
Cerca de cinco minutos después, su actitud cambió radicalmente al escuchar el nombre del Rebe. Es decir, que la Divina Providencia hizo que ese video llegara en el momento preciso a muchas personas, y de algún modo generó un cambio interno en él, impulsándolo a donar un salón en memoria de su querido padre.
Para Reflexionar
El milagro de esta historia es una muestra clara y segura de que D-os controla el mundo. Tengo que reconocer que si yo no hubiera estado suscrito a los videos del Rebe nunca me hubiera enterado de lo sucedido ese día.
Pienso que esta anécdota no es la excepción, es la regla. D-os realiza milagros todo el tiempo; Su deseo es, que nosotros no los percibamos siempre, para darnos la oportunidad de confiar en Él por encima de la lógica y de la razón.
Este relato debe servirnos como un destello de la Divina Providencia que controla todo lo que ocurre en nuestras vidas y debemos estar agradecidos por saber que podemos vivir tranquilos, pues, estamos en “buenas manos”
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