Luego de la milagrosa victoria de Israel en la guerra de los seis días en 1967, el Rebe de Lubavitch intensificó la "campaña de tefilín" ordenando a sus seguidores que salieran a las calles e invitaran a los judíos a cumplir con la Mitzvá de tefilín (que se observa atando cajas de cuero que contienen versículos bíblicos fundamentales del judaísmo en la cabeza y el brazo).

La idea de acercarse a extraños no religiosos en la calle con la petición de hacer un acto religioso, era tan novedosa y curiosa en ese entonces (incluso hoy en día solo Jabad está lo suficientemente "loco" como para hacerlo). Nadie sabía exactamente como "tomar" esta nueva directiva del Rebe. En las comunidades de Jabad-Lubavitch a lo largo del mundo, los jasidim del Rebe no hablaban de otra cosa. Muchas de estas discusiones ocurrieron en los farbrenguen (un farbrenguen es una reunión informal, pero muy seria, en la cual Jasidim de todas las edades se reúnen, con la meta de hacer —y ser — lo qué el Rebe quiere; se hace Lejaim a menudo y la gente abre sus corazones y mentes a los otros).

En un farbrengen en Kfar Jabad (la aldea de Jabad-Lubavitch en Israel) estaba el rabino Mendel Futerfas, un experto Jasid y mashpía (Mentor de Jasidismo) de la Ieshivá central, el vivió muchos años en prisiones soviéticas y campos de trabajo por sus actividades de difusión del judaísmo "ilegales" en la Rusia soviética. La discusión duro toda la noche, cada uno en el farbrenguen intentaba explicar esta idea tan poco ortodoxa, y aparentemente inaceptable, sin éxito.

Entonces Reb Mendel recordó algo que había oído en Siberia quince años atrás. Durante sus años en el Gulag, sin ningún libro judío para alimentar su alma, Reb Mendel intentó aprender lecciones en el servicio a Di-s de todo lo que el oía y veía (de acuerdo a la famosa enseñanza del Baal Shem Tov) —y generalmente tuvo éxito. (una vez me dijo que él creía que el motivo por el que el gran rabino Zushe de Anipoli dijo que es posible "aprender siete lecciones positivas en el servicio a Di-s de un ladrón" es porque el rabino Zushe nunca estuvo en prisión. ¡Si él hubiera estado en prisión habría aprendido millares de cosas!) Pero hubo una historia – dijo Reb Mendel a los jasidim en el farbrenguen esa noche —que, el intento sin éxito encontrar su mensaje espiritual… hasta este momento.

Uno de los presos en el campo de trabajo había sido buzo de alta mar en la marina del Zar, y hablaba de sus hazañas:

"Cuando una de las naves de la marina de guerra del Zar se hundía, a veces debido a una tormenta en el mar, por una roca, o a veces durante la batalla. Las naves valen mucho dinero, sólo el metal y el equipo a menudo valían millones, así que la marina de guerra desarrolló medios para levantar la nave del suelo marino así ésta podía ser remolcada para ser reparada o por lo menos salvada parcialmente. Y ahí es donde venia mi misión.

"Lo que se hacia era situar dos barcos de remolque en el mar sobre donde estaba la nave hundida. Cada nave bajaba una cadena larga y gruesa con un enorme gancho en su extremo, y yo me zambullía y enganchaba un gancho al frente y el otro en la parte trasera de la nave hundida. Entonces el remolque levantaba las cadenas, alzando la nave hundida del suelo marino, y remolcándola hasta el puerto para ser compuesta.

"Todo esto era bueno cuando la nave hundida había estado debajo de agua por un mes o algo así, pero después que la nave se comenzaba a herrumbrar, los ganchos subían sólo los enormes pedazos de hierro, dejando el resto de la nave detrás.

"Pero luego alguien desarrolló una idea brillante. Los dos remolcadores, en vez de bajar solo una cadena cada uno, bajarían una enorme estera de goma inflable sobre el lugar donde estaba la nave hundida. Dentro de la estera había una hoja grande de acero con centenares de cables del mismo metal unidos a ella. Los cables salían de unos agujeros herméticos especiales en los extremos de goma de la balsa de manera que el agua no podría entrar y el aire no podía salir. En el extremo de cada cable había un gancho.

"Mi trabajo era sumergirme con otros buzos, bajar la estera, cubrir la nave hundida, y unir los ganchos a tantos lugares como fuera posible. Entonces un motor en uno de los dos remolcadores bombeaba aire en la estera y la inflaba lentamente. Empezaba a elevarse hasta que… ¡WHOOPA! La nave entera se levantaba de la superficie y se podía remolcar a tierra seca. Ya que había cables unidos a tantas piezas de la nave, la nave desintegrada se podía levantar en una sola pieza, sin desarmarse"

"Ahora empiezo a entender el significado de esta historia"dijo Reb Mendel esa noche en Kfar Jabad. "La nave es el Pueblo judío, herrumbrando y desmantelándose por haber estado sumergido en el exilio por casi dos mil años.

"La idea del Rebe es salvar la nave y nosotros somos los buzos de alta mar del Rebe. Si tratamos de levantar la cosa entera con uno o dos ganchos no funciona. Necesitamos unir un cable a cada judío… atar los tefilím a tantos judíos como sea posible, y entonces cuando bastantes "ganchos" y "cables" sean enganchados… ¡WHOOPA! Di-s nos elevara a todos juntos hacia arriba.".