En hebreo, la palabra mundo es olam y la palabra ocultamiento es hélem. Ambas voces están íntimamente vinculadas. El mundo existe sólo en virtud de ocultar su verdadera identidad. Aparenta ser tu adversario, cuando en realidad está a tu favor.

El mundo sabe que sus tesoros más profundos pueden ser develados únicamente por los poderes más profundos de tu alma; y extrae esos poderes desafiándote.