"Hemos hablado con nuestro hijo numerosas veces sobre su comportamiento en la escuela" me dijo recientemente una pareja de padres. "Pero nada cambia. Él es la clase de niño que nunca se lleva bien con sus profesores…".

"No le voy a pedir ayuda a mi padre" dijo una jovencita. "Le he pedido en el pasado y él me dijo que no podía ayudarme. Estoy segura que no me ayudara tampoco esta vez. Así que ¿Para que molestarme?"

Nuestra mente es el órgano que más trabaja de nuestro cuerpo. Trabaja horas extras, incluso cuando dormimos, y la mayoría del tiempo está ocupada actuando como juez de la Corte Suprema. Incluso antes de que hablemos con alguien, nuestra mente comienza a suponer cuales van a ser los resultados. Dice cosas como, "Seguro él dirá que no", "Ella está demasiado ocupada", "Ellos no tiene ningún dinero disponible", y así sucesivamente. Muchas de las oportunidades de la vida se pierden porque la gente está presuponiendo cuál será la respuesta de la otra persona.

Walt Disney les preguntó a 3.241 personas si querían invertir en la construcción de un parque de diversiones. Todos le dijeron que no; algunos incluso se rieron de él, y le dijeron "Estás soñando, esto no funcionara. Consíguete un trabajo real". Sin embargo, cuando se acercó al número 3.242, comenzó de cero. Él no tomo en cuenta los 3.241 fracasos anteriores, y consiguió una respuesta positiva.

Para tener una conversación significativa debemos dejar de predecir lo que la otra persona va a decir. Debemos tomar las conversaciones desde la nada, sin prejuicios. Porque la gente y las situaciones cambian constantemente, el hecho de que tu hijo no respondió favorablemente (padre, esposo o amigo) ayer –eso solo es para ayer. Hoy es un día nuevo con nuevas oportunidades.

En la práctica si nos acercamos a las oportunidades y conversaciones sin prejuicios, cualquier cosa puede pasar. Solamente se puede llenar el vaso de agua fresca si lo vaciamos del agua vieja.

El concepto de "no tener prejuicios" debe continuar incluso después que la conversación ha comenzado. Debemos refrenarnos de hacer juicio sobre lo que estamos oyendo. Debemos escuchar e intentar entender de donde viene la otra persona. Un juez bueno y justo no emitirá un veredicto hasta que todos los participes presenten la evidencia. Es muy difícil escuchar y juzgar eficazmente al mismo tiempo.

Un colega mió lo explicó de esta forma: Cuando escuchamos una buena música y nos vemos arrastrados por ella; entonces comenzamos a bailar espontáneamente. Aun cuando no sabemos los pasos, bailamos al compás de la música. La misma idea se aplica a la comunicación: bailar al ritmo de la conversación; dejarla fluir sin tratar de empujar hacia un resultado específico; solo dejarla fluir.

Esto es cierto especialmente en las relaciones difíciles o en las que no son tan buenas como solían ser. Una buena forma de cambiar esta relación es a través de comunicarnos desde la "nada" y sin tener en cuenta las fricciones previas, empezando de cero. Deje el pasado atrás y abra nuevas oportunidades para un flujo positivo de comunicación.

En la práctica:

Haga una lista de las relaciones que son importantes para usted, pero que lamentablemente no son tan profundas, significativas o eficaces como usted quisiera que fueran. Escriba al lado de cada una lo que usted pudo haber dicho en la conversación que está evitando que usted mejorara la relación. ¡Abandónelo! Deje atrás sus viejas actitudes. Venga desde la nada y verá una nueva fase de amor y entendimiento en sus relaciones.

Inténtelo — ¡Funciona!