Cuando cumplió 37 años, el Rebe Rashab viajó para rezar en algunos Kibrei Tzadikim (Sepulturas de Justos). Entre otros, se dirigió a la ciudad de Mezibuz, a la tumba de Rabí Israel Baal Shem Tov. Cuando el Rebe entró a la sinagoga del Baal Shem Tov, ya había concluido la Plegaria matutina- Shajarit.
El Rebe vio que en uno de los rincones había un anciano envuelto aún en su Talit y con sus Tefilín puestos, rodeado por un grupo de hombres que prestaba suma atención a su relato.
Era Rabí Tuvia Leib, el bedel. Era tan anciano que no tenía fuerza de limpiar las instalaciones del templo, pero era llamado con el titulo de honor de Shamash de la Sinagoga del Baal Shem Tov pues pasaba todo el día allí, estudiando Torá y rezando.
Además, era el nieto de Rabí Iosef Tzvi, asistente personal del Baal Shem Tov, durante sus últimos diez años de vida...
En esos días, la Sinagoga se veía vieja y destruida. Las paredes despintadas, el techo roto, los bancos viejos y algunas mesas se balanceaban; el edificio parecía estar a punto de derrumbarse.
Los feligreses, en su mayoría ancianos y pobres, no tenían dinero para afrontar los gastos de su refacción.
Rabí Tuvia- el Shamash y los ancianos, se reunieron para tratar el tema de la reparación. Algunos propusieron llamar a la Torá a personas adineradas, utilizando el Sefer Torá milagroso que poseían.
Esa mañana, el Rebe Rashab entró allí y escuchó a Rabí Tuvia: "¿Saben qué clase de Sefer Torá tenemos? Muchos Sabios solían llegar a Mezibuz sólo para tener una "alia" (ser llamados a este Sefer Torá), y besar el manto que cubre la mesa de la lectura!" "Nunca"- dijo con lagrimas en sus ojos- "se vendieron las aliot" de este milagroso Rollo. ¡Nadie se atrevió a retirarlo del Arca, a excepción de Shemini Atzeret y Simjat Torá... y ahora, vean lo que nos sucedió! "Sólo por dinero será utilizado...". Rabí Tuvia comenzó a llorar. El Rebe, que había escuchado, esperó que Rabí Tuvia se tranquilizase y le pidió que contara la historia del Sefer Torá. Rabí Tuvia le contó:
En el año 5612, hubo un grave decreto en el Cielo sobre la ciudad de Mezibuz: hombres, mujeres y niños se enfermaban. Muchos estaban en peligro de muerte. No había una casa que no tuviese un enfermo... Todos estaban angustiados. Los habitantes de la ciudad se presentaron ante Rabí Israel Baal Shem y le rogaron que rezara por los enfermos. El santo Rabí respondió: "¡No puedo salvarlos! ¡Sólo ustedes pueden evitar la muerte de sus seres queridos y anular el decreto celestial!"
"¿Que debemos hacer?" –preguntaron. El Baal Shem Tov respondió: "¡Hay dos caminos, uno es recitar Tehilim- Salmos y el otro es escribir un Sefer Torá patrocinado por todos los habitantes de la ciudad!"
Se decidió escribir un Sefer Torá, y de inmediato el Baal Shem Tov convocó a su escriba Rabí Tzvi y comunicó que él mismo comenzaría con la escritura. En ese instante sucedió algo maravilloso. No bien el Baal Shem Tov comenzó a escribir, los enfermos de la ciudad comenzaron a restablecerse y a levantarse de sus lechos, sanos. Desde ese día, los habitantes de Mezibuz llamaron a ese Rollo, el 'Sefer Torá milagroso'.
El Rebe Rashab rezó allí la plegaria vespertina "Minja" y acompañado por el jasid R' Biniamin Berlin, su asistente, se dirigió a la mikve (baño ritual) y luego al cementerio de Mezibuz, para rezar frente a la tumba del Baal Shem Tov. Al regresar para las plegarias nocturnas de "Maariv", el Rebe pidió a R' Biniamin que preguntase cuánto dinero se necesitaba para la refacción.
La respuesta fue: Una refacción mediocre costaba 300 rublos y una construcción fuerte, 450 rublos.
El Rebe, aprovechando que no fue reconocido, dijo a R' Biniamin que dijera que era un comerciante de la ciudad de Orsha, y que deseaba afrontar los gastos de una buena reparación, pero con algunas condiciones.
En primer lugar, pedía que al día siguiente se leyera la Torá del Sefer Milagroso y que el Rebe fuera llamado a bendecir, enrollar y vestir el sagrado Rollo. En segundo término, las plegarias deberían comenzar temprano en la mañana, con un grupo de ancianos, y entre los presentes debería haber un Cohen y un Leví. Y todo debía realizarse en secreto.
Rabí Tuvia y los ancianos aceptaron con alegría la propuesta. El Rebe entregó 200 rublos en ese momento como adelanto y prometió enviar el resto al regresar a su hogar,
A la mañana siguiente, el Rebe se dirigió a la mikve y luego a la sinagoga, donde se cumplieron todos los detalles requeridos...
Luego de la plegaria, el Rebe fue nuevamente a la tumba del Baal Shem Tov, donde oró con gran elevación espiritual, para luego dirigirse a la estación del tren, regresando a Lubavitch...
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