D-os no ocasionó el Diluvio porque se dio cuenta, de repente, que había cometido un error al crear el mundo. Sino que, las realidades pre Diluvio y post Diluvio fueron etapas necesarias en el desarrollo del mundo, etapas que están reflejadas en la vida de cada individuo.
Antes del Diluvio, la realidad estaba bloqueada en las fuerzas irresistibles de causa y efecto. Cada buena acción reforzaba la bondad de una manera permanente; cada mala acción reforzaba el mal de una manera permanente.
El Diluvio atenuó esta realidad introduciendo la oportunidad del arrepentimiento. Por lo tanto, cuando Noé salió del arca, lo que vio no fue ruina y devastación post apocalíptica, sino un mundo nuevo y fresco lleno de potencial positivo y libre de las cadenas del pasado.
En nuestras propias vidas, también, podemos pensar erróneamente que estamos encerrados sin escape en un destino dictado por nuestra herencia, nuestra crianza, o nuestros propios errores previos. Debido al Diluvio, exactamente lo opuesto es verdad: nunca es demasiado tarde. D-os está siempre esperando recibirnos de nuevo con brazos abiertos para comenzar de nuevo. El arrepentimiento, como el Diluvio, nos permite transformar cualquier situación desafiante o período turbulento de nuestras vidas en medios para limpiarnos, refinarnos y prepararnos para continuar con mayor fe y fortaleza.1
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