En vez de obedecer la orden de Di-s de dispersarse y poblar el mundo, los sobrevivientes del Diluvio se congregaron bajo el liderazgo del bisnieto de Cam, Nimrod. Nimrod los convenció que para evitar otro Diluvio, deberían construir una torre enorme para que pudieran tomar medidas para controlar la lluvia si fuera necesario. Para enseñarles que la unidad no tiene sentido si conduce a una rebelión contra El, Di-s hizo que cada clan hablara repentinamente su propio lenguaje; de esta forma la humanidad se dispersó de la Torre de Babel, de acuerdo con las intenciones originales de Di-s.
El Propósito de la Civilización
וַיֹּאמְרוּ הָבָה נִבְנֶה לָּנוּ עִיר וּמִגְדָּל וגו': (בראשית יא:ד)
Dijeron, “Vamos, construyamos nosotros mismos una ciudad y una torre.” Génesis 11:4

Los sobrevivientes del Diluvio no prestaron atención a la lección del Diluvio de que debemos confiar en Di-s como la fuente de nuestro bienestar.

Nosotros, los sobrevivientes de un “diluvio” que mató a 6.000.000 judíos, deberíamos aprender del error de los sobrevivientes del Diluvio de Noé. Reconstruir la infraestructura de la civilización judía es admirable y noble, pero no es un fin en sí mismo.

Nuestra “ciudad y torre” debe poseer un propósito más profundo y espiritual, lo que significa que nuestras casas de plegaria y de estudio de Torá deberían ser los edificios más prominentes y cuidados en nuestras ciudades.

Similarmente, nuestras carreras, casas, vidas y familias deben expresar nuestro deseo de cumplir con la voluntad de Di-s en vez de ser un mero orgullo vacío. Sus objetos judíos, mezuzot, tefilin, velas de Shabat, etc., deberían ser de la más alta calidad ritual; nuestra colección de libros de Torá debe estar bien abastecida, exhibida en forma prominente, y muy leída; la música y conversación escuchada en nuestros hogares debe ser apropiada a un hogar judío, y así sucesivamente.1