Los sobrevivientes del Diluvio no prestaron atención a la lección del Diluvio de que debemos confiar en Di-s como la fuente de nuestro bienestar.
Nosotros, los sobrevivientes de un “diluvio” que mató a 6.000.000 judíos, deberíamos aprender del error de los sobrevivientes del Diluvio de Noé. Reconstruir la infraestructura de la civilización judía es admirable y noble, pero no es un fin en sí mismo.
Nuestra “ciudad y torre” debe poseer un propósito más profundo y espiritual, lo que significa que nuestras casas de plegaria y de estudio de Torá deberían ser los edificios más prominentes y cuidados en nuestras ciudades.
Similarmente, nuestras carreras, casas, vidas y familias deben expresar nuestro deseo de cumplir con la voluntad de Di-s en vez de ser un mero orgullo vacío. Sus objetos judíos, mezuzot, tefilin, velas de Shabat, etc., deberían ser de la más alta calidad ritual; nuestra colección de libros de Torá debe estar bien abastecida, exhibida en forma prominente, y muy leída; la música y conversación escuchada en nuestros hogares debe ser apropiada a un hogar judío, y así sucesivamente.1
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