La lluvia duró cuarenta días, luego de los cuales la tierra permaneció bajo agua durante otros ciento cincuenta días hasta que las aguas comenzaron a bajar. Sesenta días después Noé envió un cuervo y luego una paloma para ver si el agua había retrocedido completamente.
No Esperando por Di-s
וַיִּפְתַּח נֹחַ אֶת חַלּוֹן הַתֵּבָה אֲשֶׁר עָשָׂה: וַיְשַׁלַּח אֶת הָעֹרֵב וגו': (בראשית ח:ו–ז)
Noé abrió la ventana que había hecho en el arca y envió al cuervo Genesis 8:6-7
Como contará la Torá, Noé no salió del arca hasta que Di-s le dijo que lo haga. Entonces ¿cuál era el propósito de ver si la tierra estaba seca, enviando estos pájaros?
La respuesta es que dado que Di-s había confiado en él la supervivencia de la vida, Noé se sintió responsable de tomar cualquier paso natural que animara a Di-s a acelerar la renovación de la vida en la tierra.
El dolor del exilio es comparado con las aguas arrasantes del Diluvio. Tal como el Diluvio, solo Di-s puede finalizar el exilio. Pero, como Noé, nosotros podemos acelerar la redención anhelándola activamente y haciendo todo lo que esté en nuestro poder para acelerar su llegada.1
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