La Torá se refiere al Tabernáculo como un “testimonio” porque testificaba que D-os perdonó a los judíos por el pecado del Becerro de Oro.
Además, la palabra hebrea para “testimonio” (eidut) está relacionada con la palabra que la Torá usa para “joyas” (edi), es decir, las coronas espirituales que el pueblo recibió en la Entrega de la Torá y que tuvieron que sacarse luego del incidente del Becerro de Oro. Por lo tanto, el Tabernáculo es también llamado “el Tabernáculo de las joyas”. Esto indica que el Tabernáculo era también un medio por el cual D-os le permitió al pueblo judío recobrar las alturas espirituales y la consciencia Divina que habían alcanzado cuando D-os les dio por primera vez la Torá, antes del pecado del Becerro de Oro.
Similarmente, construyendo nuestro Tabernáculo espiritual, interno y personal, nosotros también podemos sobreponernos a cualquier deficiencia espiritual que podamos haber adquirido en el transcurso de nuestras vidas, obteniendo así algo de la consciencia Divina original que D-os nos otorgó cuando la Torá fue dada por primera vez.1
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