La riqueza del donante se evalúa de acuerdo a lo que posee actualmente, independientemente de si haya elegido hacer uso de toda su riqueza o sólo parte de ella. D-os nos evalúa de forma similar. Todos los judíos recibimos la Torá cuando nuestras almas estuvieron presentes en el Monte Sinaí, por lo que toda la Torá es nuestra herencia y posesión. Por lo tanto, independientemente de cuánta Torá hayamos estudiado o internalizado, D-os nos considera espiritualmente ricos. Esta evaluación favorable que hace D-os de nuestra riqueza y valor se filtra a la consciencia de las demás naciones. Es por esto que los no judíos - sean conscientes de esto o no - tienen una profunda y alta estima por el pueblo judío.
Sin embargo, con sólo poseer una riqueza espiritual inherente no es suficiente; tenemos que hacer uso del infinito poder de la Torá para refinarnos a nosotros mismos y al mundo, al estudiar todos sus aspectos e internalizándola con el máximo de nuestra capacidad y más.1
Escribe tu comentario