La próxima ley que D-os le enseñó al pueblo judío fue el requerimiento de separar una porción de sus masas y dársela a los sacerdotes.
Autoridad
קַח אֶת הַלְוִיִּם תַּחַת כָּל בְּכוֹר בִּבְנֵי יִשְׂרָאֵל וגו': (במדבר טו:כ)
[D-os le instruyó a Moisés que le diga al pueblo judío,] “[De] la primera porción de toda masa deberán donar [una parte a un sacerdote].” Números 15:20

La Torá le otorgó los privilegios y responsabilidades de los sacerdotes sólo a los descendientes de Aarón. De hecho, todos los judíos tienen el mismo valor inherente y merecen nuestro amor y respeto por igual. Pero cuando se trata de la cuestión de quién puede ser una autoridad religiosa - tanto sea un sacerdote o un rabino - debemos darnos cuenta que D-os ha determinado quién puede y quién no puede asumir esos cargos. Así como los sacerdotes sólo pueden ser descendientes de Aarón, los rabinos y maestros sólo pueden ser personas que han alcanzado el nivel necesario de conocimientos, son verdaderamente temerosos de D-os, observan todos los dictados de la Torá, y han absorbido las tradiciones transmitidas a lo largo de las generaciones.

Así como requerimos cualificaciones estrictas para aquellos a los que se les confía el guiar y facilitar nuestras vidas religiosas externas, de la misma manera debemos requerir cualificaciones estrictas para esas voces internas que pretenden decirnos cómo comportarnos. Debemos cuestionar constantemente a nuestras voces internas, para estar seguros que estamos siendo guiados sólo por motivos puros y positivos.1