Mi vecino de arriba tenía un jardín en su balcón. Era muy lindo, a excepción del hecho de que el drenaje específico todavía no había sido instalado, y el goteo que descendía era continuo. Peor todavía, una nube de mosquitos asomó sobre la plataforma fangosa que se formó en el alféizar de las ventanas de nuestros dormitorios...
¿Qué, en la vida judía actual, nos hace actuar emocionalmente? ¿Qué nos galvanizas para actuar en defensa de aquello que consideramos sagrado e inviolable? ¿Hay algo que nos incentive? ¿Nada?
Las historia de Abraham y Pinjas, se han repetido como un disco rayado a través de nuestra difícil y gloriosa historia. Nuestra nación no existiría ahora si no fuera por todos los actos heroicos realizados por valientes individuos
Antes de que tuviera la oportunidad de saborear adecuadamente mi satisfacción por la forma en que había manejado la situación, descubrí las tres reglas fundamentales sobre cómo tomar la ley por mis propias manos.
“¿Por qué ha de desaparecer el nombre de nuestro padre de entre su familia sólo porque no tuvo un hijo varón? Dadnos herencia entre los hermanos de nuestro padre”.
Aunque Moshé no acepta por completo su muerte en el desierto (como veremos más adelante en la parashá de Va’etjanán), no puede dejar el mundo en paz sin saber que su gente estará en buenas manos.
“Ay, Di-s”, lamenta la madre, volviendo el rostro hacia el cielo. “Esa era mi bebé: el amor y la alegría de mi vida. Devuélvemela, ¡y daré caridad todos los días por el resto de mi vida!”
La tierra se dividió por sorteo: los nombres de las doce tribus se anotaron y se colocaron en una caja, y las coordenadas de los doce territorios en que se dividió la tierra se colocaron en una segunda caja. Luego, se dibujaron pares de lotes, uno de cada caja.