La sangre de mamíferos y aves está completamente prohibida para el consumo según la Torá. En el plazo de las primeras 72 horas de la matanza, toda la sangre debe ser extraída de la carne por un proceso especial de salado y empapado en agua. (Hoy, la mayoría de la carne kosher ya se vende sin sangre).
El hígado, que tiene un contenido especialmente alto de sangre, requiere un proceso especial de asado antes de que pueda ser comido.
Los huevos se examinan cuidadosamente antes de usarse para asegurarse de que están libres de puntos de sangre.
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