¿Cadena perpetua por cruzar mal la calle? ¿Veinte años por mascar chicle en público? ¡¿No es un poco demasiado el castigo?!

Bien; ¿también fue demasiado para Moshé que, en la lectura de esta semana de la Torá se lo castiga y niega la entrada a la Tierra Prometida a causa de la aparentemente infracción menor de pegarle a una piedra en lugar de hablarle?

La gente clama por agua en el desierto. Di-s le dice a Moshé que le hable a una cierta piedra (él debía preguntarle de manera amable) y le promete que, milagrosamente, el agua fluirá de ella. Hay comentarios que nos iluminan acerca de las razones ocultas por las cuales Moshé golpea la piedra en lugar de hablarle, pero al final el milagro sucede y la sed de las personas se apaga.

Si su rabino hoy hiciera que una piedra produzca agua, aun cuando la piedra necesitara más que buena persuasión, ciertamente se lo aclamaría como el gran milagro del siglo y el rabino ganaría el Premio Nobel de química. ¿Pero para Moshé es pecado? ¿Aun cuando (como la Torá lo señala) habría sido una santificación mayor de lo Divino si tan sólo le hubiera hablado a la piedra, aún así, para semejante infracción menor, tan severa multa?

La respuesta, nos dicen, es que la responsabilidad se corresponde con el individuo. Si un niño hace lío, es completamente perdonable. Para un adulto, que debería saber más, somos menos susceptibles de ser perdonados. Igualmente, entre los adultos, de una persona de rango esperamos más que de alguien común.

Una mancha en un vestido común no es tan grave como una en una tela fina. Una mancha en un par de jeans no sólo es aceptable, sino absolutamente deseable. De hecho, algunas personas pagan un plus por los vaqueros pre-lavados. Ponga la misma mancha en una corbata de seda y simplemente es imponible.

Moshé era como la seda más fina y, por consiguiente, incluso el más pequeño y sutil de los pecados fue considerado una seria violación de la conducta y las repercusiones fueron severas.

Evoco la lectura en uno de los primeros libros del Rabino Dr. A. J. Twersky de una explicación de la conocida expresión idish "es past nit" —es inapropiado. Cuando él era un niño y su padre lo reprendía por hacer algo malo, le decía "es past nit"; queriendo decir que esa clase de conducta era inapropiada para él. No sólo semejante reproche no malograba la imagen del niño que tenía de sí mismo, sino que la reforzaba. El padre sabio le estaba diciendo a su hijo, "Eres especial, eres importante, para alguien como tu, esta clase de conducta es inadecuada". Hay modelos de conducta que no son necesariamente delictivos o pecadores. Aún así, para alguien de un apreciable background familiar, "es past nit", es inapropiado. Éste era el tipo de crítica que podía realmente construir la autoestima de un niño.

¡Qué bueno que incluso en el castigo uno pueda encontrar aprobación y alabanza!

Mientras escribo estas líneas, pienso en la ceremonia de la jupá cuando la oficio en un matrimonio. Después de leer la Ketubá en arameo original, generalmente leo una síntesis en inglés. Allí en el texto uno encuentra una antigua expresión en inglés que remite a "así como corresponde hacer a un marido judío", en la cual se reflejan las obligaciones del novio para con su novia; y no se esperaría menos de él. Sí, nosotros los judíos esperamos más de nuestros maridos. Hay una ética histórico y una sagrada tradición a la cual todos estamos sujetos. No importa lo que el resto del mundo piense, para un marido judío, "es past nit".

Moshé fue el más grande profeta de todos los tiempos. Para él, los estándares no podían ser altos. Por suerte para nosotros, meros mortales, no estamos sujetos a tan elevadas referencias. Pero estamos sujetos a nuestros propios estándares. Los estándares de judíos que fueron llamados por Di-s para ser "un reino de sacerdotes y una nación santa."