Sin embargo, todo lo dicho se refiere a la conclusión de la expiación, pulir el alma ante Di-s luego del arrepentimiento, como se citara antes del Talmud —en el capítulo 1 de Zevajím— donde la ofrenda olá es descripta como un regalo [ofrecido a la parte agraviada] luego de la exitosa gestión de quien intercede. Pero el comienzo de la mitzvá de teshuvá y su núcleo es un retorno a Di-s genuino y de todo corazón.
Esto debe ser ahora explicado en detalle y de manera comprensiva.
Comencemos con la interpretación de teshuvá del Zohar, de acuerdo al sod: "[Teshuvá (תשובה) es] tashuv hei/תשוב ה ('la hei (ה) ha de retornar'); [la reconexión de] la hei (ה) inferior [con la precedente letra vav (ו)] es teshuvá tataá ('teshuvá de nivel inferior'); [la reconexión de] la héi superior [con la precedente letra iud (י)] es teshuvá ilaá ('teshuvá de nivel superior')".
Debemos notar, asimismo, que el Zohar afirma varias veces que teshuvá no resulta efectiva para [enmendar] la violación del pacto y la emisión de semen en vano. Esto es muy sorprendente, ya que "nada puede sostenerse ante la teshuvá, ni siquiera la idolatría, la inmoralidad, etc.". El Reshit Jojmá explica que la intención del Zohar es que a pesar de que teshuvá tataá no es efectiva, teshuvá ilaá sí lo es.
Para comprender siquiera un trémulo fulgor de esto, debemos anticipar lo que las Escrituras y nuestros Sabios dicen acerca de [qué se implica con] escisión y muerte por agencia Divina.
Quien transgredía un pecado por el que se es pasible de escisión moría realmente antes de cumplir los 50 años. En el caso de muerte por agencia Divina, moría realmente antes de los 60, como el Profeta Jananiá ben Azur en Jeremías. (De hecho, hubo casos en los que también el castigo de muerte por agencia Divina fue aplicado instantáneamente, como encontramos [que sucedió] con Er y Onán). ¿[Cómo se entiende, entonces, que] en cada generación hay tantos [individuos] pasibles de escisión y muerte que, no obstante ello, disfrutan de extendidos y placenteros días y años?!
[La clave de] esto se entenderá en base al versículo "Pues parte de Di-s es Su pueblo...", [es decir, ellos son] parte del Nombre Divino de las Cuatro Letras, bendito sea. Así, está escrito: "Y El sopló en sus fosas nasales un alma de vida" y, [como comenta el Zohar,] "Aquel que sopla, sopla de dentro de sí, etc.". Ahora bien, El no tiene forma corpórea, etc., Di-s libre. Sin embargo, la Torá "habla en el lenguaje de los hombres". A modo de analogía: hay una vasta diferencia en el caso del hombre mortal, entre el aliento que surge de su boca cuando habla y el aliento del soplido forzado. En el aliento que surge cuando [uno] habla está investida sólo una ínfima parte del poder y la fuerza vital del alma [de éste], y ello es sólo del aspecto superficial del alma que reside dentro de él. En el aliento que surge cuando sopla con fuerza, de lo profundo de sí mismo, en cambio, está investido el poder y la fuerza vital interior del alma vivificante...
[Tal como esta vasta diferencia entre el hablar y soplar del hombre,] así precisamente en la analogía [de la Creación], salvando las infinitas distancias [entre Creador y ser creado], existe una prodigiosa diferencia en lo Alto entre todas las huestes del cielo, incluso los [seres espirituales como los] ángeles —quienes fueron creados a partir de la nada— [y el alma del hombre]. Estos derivan su vida y existencia del aspecto externo de la fuerza vital que emana del Ein Sof para dar vida a los mundos. Este [exterior] aspecto [del poder vivificante] es llamado, por analogía, "aliento de Su boca", como declara el versículo: "Con el aliento de Su boca [fueron creadas] todas sus huestes". Este es el poder creador investido en las letras de las Diez Aserciones (siendo [estas letras] de la naturaleza de los recipientes y flujos, etc., [de la fuerza vital], como se explicara en Likutéi Amarím, Segunda Parte [Shaar HaIjud VeHaEmuná], cap. 11).
En contraste, el alma del hombre se deriva inicialmente de la dimensión más interior de la fuerza vital y flujo que emana del Ein Sof, como en el versículo [arriba citado] "Y El sopló...". Luego descendió a través de planos cada vez más ocultantes, también a través de las letras de la Aserción "Hagamos al hombre...", a fin de que eventualmente pudiera investirse en un cuerpo en este mundo [físico] inferior.
Por este motivo las Escrituras denominan a los ángeles con el nombre de "Elokím", como está escrito: "Pues Di-s, vuestro Señor, El es el Di-s de los Di-ses (Elokím)...", [y análogamente:] "Alabad al Di-s de los Di-ses (Elokím)...", [y una vez más, en referencia a los ángeles:] "Los hijos de Di-s (Elokím) vinieron a presentarse...". [El Nombre Elokím es aplicado a los ángeles] porque estos se nutren del grado exterior [de Divinidad], que es meramente el estado de "letras". Análogamente, el Nombre Elokím es un estado exterior respecto del Tetragrámaton.
Pero el alma del hombre, derivada del aspecto interior del poder vivificador [Divino], es parte del Tetragrámaton, pues el Tetragrámaton indica la dimensión más interior del poder vivificador, el que trasciende por mucho el estado de letras.
La explicación del tema [es la siguiente]:
Hay una bien conocida declaración de Eliahu: "Tú eres Aquel que ha hecho surgir los diez tikuním, a los que nosotros llamamos Diez Sefirot, para conducir mediante ellos los mundos ocultos [y los mundos revelados...]. Tú eres sabio, pero no con un conocible atributo de sabiduría. Tú entiendes, pero no con un conocible atributo de entendimiento, etc...".
Todas las Diez Sefirot están incluidas y representadas en su fuente, el Tetragrámaton: La [letra] י (iud), que es un simple punto, alude a Su sabiduría, que es el estado de ocultamiento y oscuridad, antes de desarrollarse en un estado de expansión y revelación en captación y entendimiento. (La "espina" encima de la iud alude a la Voluntad Suprema, que trasciende por mucho al nivel de Jojmá Ilaá, 'Sabiduría Suprema', como es sabido).
Cuando [el "punto" seminal de jojmá] es eventualmente amplificado y revelado como algo captable y entendible a los mundos ocultos, es entonces contenido y representado en la letra ה (hei) [del Tetragrámaton], la que se extiende a lo ancho —implicando el despliegue de la explicación y el entendimiento— y también a lo largo —para indicar extensión y flujo hacia abajo, hacia dentro de los mundos ocultos—.
En la etapa siguiente, cuando esta extensión y flujo son llevados más abajo aún, hacia los mundos revelados —los que pueden ser comparados, a modo de analogía, a uno que desea revelar sus pensamientos a otro a través de su habla—, esta extensión está contenida y es representada en las finales letras ו y ה (vav y hei), pues la [letra] ו (vav) indica el flujo hacia abajo. Asimismo, este flujo hacia abajo es efectuado a través de los atributos Divinos de benevolencia y bondad y Sus demás atributos sagrados, incluidos en términos generales en los seis atributos del versículo "Tuyos son, Di-s, la grandeza...", hasta "Tuya, Di-s, es la soberanía...", exclusive. Pues Su atributo de soberanía es llamado "la palabra de Di-s", como en el versículo: "Dondequiera la palabra del rey rige".
Este [atributo de soberanía] está contenido y representado en la hei final del Tetragrámaton. Pues el aspecto interior y la fuente del habla es el aliento que asciende del corazón y luego es dividido en las cinco articulaciones orales. [Una de ellas produce el grupo de letras] alef, jet, hei y áin de la garganta, [otra produce el grupo de letras bet, vav, mem y péi de los labios,] etc.
[En particular] la enunciación de la hei es exclusivamente aliento no vocalizado, como está escrito: "Una letra liviana sin substancia". Y aunque El no tiene forma corpórea —líbrenos Di-s—, "la Torá habla como en la lengua de los hombres". Además, porque también el habla de Di-s [consiste de, para decirlo de alguna manera,] veintidós letras que se separan en las cinco
articulaciones [que producen el habla Divina] de las cuales fueron creados todos los seres. (Para un análisis de estas letras y su significado, véase Likutéi Amarím, Segunda Parte [Shaar HaIjud VeHaEmuná], cap. 11).
En forma análoga, salvando nuevamente la infinita distancia [entre el Creador y el alma creada,] exactamente lo mismo se aplica al alma del hombre, que es el Alma Divina que "El sopló de dentro de Sí Mismo". Está [el estado inicial de jojmá,] el concepto oculto al que se alude en la letra iud, poseyendo [meramente] el potencial de ser revelado, y [con ello] entender y concebir la verdadera existencia y grandeza de Di-s, en cada persona conforme su medida, de acuerdo a la extensión de su intelecto y entendimiento.
A medida que [el hombre] profundiza su intelecto y amplía su inteligencia y comprensión para meditar acerca de Su grandeza, su [ahora desarrollado] entendimiento es señalado por la letra hei, que tiene ancho.
[La letra hei] también tiene largo, para indicar la extensión hacia abajo, de modo que de su entendimiento y meditación acerca de la grandeza de Di-s, [el hombre] haga nacer el amor y el temor, y sus ramificaciones, en su mente y en lo recóndito de su corazón, hasta que finalmente [estas emociones] encuentren revelada manifestación en su corazón. Estas [emociones espirituales] conducen al verdadero servicio a Di-s, en el estudio de la Torá y la observancia de las mitzvot, con voz y habla, o con la acción. Esto es [el área de] las [finales] letras vav y hei [del Tetragrámaton, Havaiá].
Además, la meditación que se empeña en entender y concebir Su verdadero ser también deriva de la Torá, pues "la Torá procede de jojmá", que es la iud del Tetragrámaton.
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