Un shigaión por David, que él cantó a Adonái acerca de Kush, el Benjaminita: Adonái, Mi Dios, en Ti he depositado mi confianza; sálvame de todos mis perseguidores y libérame. No sea que él desgarre mi alma como un león, y me aplaste, sin que haya quien me rescate. Adonái, mi Dios, si he hecho esto, si hay iniquidad en mis manos; si he retribuido a mis amigos con mal o he oprimido a aquellos que me odian sin causa, que el enemigo persiga mi alma y la alcance; que pisotee mi vida por tierra y haga estar mi gloria en el polvo para siempre. Alzate, Dios, en Tu ira, elévate en furor contra mis enemigos, y despierta dentro de mí [la fuerza para administrar] la retribución que Tú has ordenado. Cuando la asamblea de naciones Te rodee, aléjate de ella, retorna a Tu morada suprema. Adonái ha de administrar retribución a las naciones; júzgame, Adonái, conforme mi rectitud y mi integridad. Pon fin a la iniquidad de los malvados, mas establece a los rectos. Tú, Dios recto, que sondea los corazones y las mentes. Confío en Dios para que sea mi escudo, Aquel que libera a los rectos de corazón. Dios es el juez justo; y el Todopoderoso se enfurece [con el malvado] todos los días. Si no se arrepiente, El afilará Su espada, curvará Su arco, y lo preparará [contra el malvado]. Y El ha preparado para él armas mortales; El usará Sus flechas contra aquellos que persiguen [a los justos]. En verdad, él concibe la iniquidad, está preñado de malas tretas y da a luz a la falsedad. Excavó un pozo, lo ha cavado hondo, y ha de caer en la zanja que ha hecho. Su maldad se volverá sobre su propia cabeza; su violencia caerá sobre su propio cráneo. He de alabar a Adonái de acuerdo con Su rectitud y de cantar al Nombre del ensalzado Adonái.