Alabad a Dios. Alabad a Adonái desde los cielos; alabadlo en las alturas celestiales. Alabadlo, todos Sus ángeles; alabadlo, todas Sus huestes. Alabadlo, sol y luna; alabadlo, todas las resplandecientes estrellas. Alabadlo, cielo de los cielos, y las aguas que están encima de los cielos. Que alaben ellos el Nombre de Adonái. Pues El ordenó y fueron creados. Los ha establecido para siempre, para todo el tiempo; emitió un decreto, no ha de violarse. Alabad a Adonái desde la tierra, monstruos marinos y todo [lo que vive en] los abismos; fuego y granizo, nieve y vapor, viento tempestuoso que cumple Su mandamiento; las montañas y todas las colinas, árboles frutales y todos los cedros; las bestias y todo ganado, reptiles y pájaros alados; reyes de la tierra y todos las naciones, gobernantes y todos los jueces de la tierra; mancebos como también doncellas, ancianos junto a niños. Alaben ellos el Nombre de Adonái, porque Su Nombre es sublimemente trascendental; [sólo] su brillo está sobre la tierra y el cielo. El realzará la gloria de Su pueblo, [incrementará] la alabanza de todos Sus fieles, los hijos de Israel, el pueblo cercano a El. Alabad a Dios.
Extraído del libro
Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch
Sudamericana
© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.
Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita de la Editorial.
Derechos Reservados.
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