Para el Director del Coro, un Salmo por David: Libérame del hombre perverso, protégeme del hombre de violencia que idea planes perversos en su corazón; todos los días ellos se reúnen para guerras. Afilan sus lenguas como una serpiente; el veneno de la araña está siempre bajo sus labios. Protégeme, Adonái, de manos del malvado, cuídame del hombre de violencia, aquellos que traman hacer tropezar mis pasos. Los arrogantes ocultaron una celada para mí, y sogas; tienden una red en mi sendero, colocan trampas para mí continuamente. Yo dije a Adonái: "(Tú eres mi Dios!" Oye, Adonái, la voz de mis súplicas. Dios, mi Señor, fortaleza de mi rescate, Tú resguardaste mi cabeza en el día de la batalla armada. No concedas, Adonái, los deseos del malvado; no concretes su plan, hazlo inasequible para siempre. En cuanto a la cabeza de quienes me acosan, que la falacia de sus propios labios los sepulte. Que caigan carbones ardientes sobre ellos; que los haga caer en el fuego, en fosas profundas, para nunca subir más. No dejes que el hombre infamatorio se establezca en la tierra; que la maldad del hombre de violencia lo atrape hasta derribarlo. Sé que Adonái librará el juicio para el pobre, justicia para el necesitado. Por cierto, los justos ensalzarán Tu Nombre; los rectos morarán en Tu presencia.
Extraído del libro
Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch
Sudamericana
© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.
Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita de la Editorial.
Derechos Reservados.
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