Para el Director del Coro, un Maskíl, por los hijos de Kóraj: Como un venado suplica por las fuentes de agua, así suplica mi alma por Ti, Dios. Mi alma está sedienta de Dios, Dios vivo. ¿Cuándo vendré y me presentaré ante Dios? Mis lágrimas fueron mi sustento, día y noche, pues ellos se burlaron de mí todo el día: "¿Dónde está tu Dios?" Esto recuerdo y derramo mi alma dentro de mí, cuando pasé con la multitud, marchando cautelosamente con ella hasta la Casa de Dios, con cántico alegre y gratitud, una multitud celebrante. ¿Por qué estás deprimida, alma mía, y por qué ansías por mí? ¡Espera a Dios! Pues aún Le agradeceré por las salvaciones de Su Presencia. Dios mío, dentro mí mi alma está deprimida, porque Te recuerdo — desde la tierra del Jordán, y los picos del Jermón, del Monte Mitzor. Aguas profundas a aguas profundas claman al bramido de Tus torrentes; todas Tus olas y ondas pasaron sobre mí. De día Adonái ordena Su bondad, y en la noche Su canción está conmigo, una plegaria al Dios de mi vida. Diré a Dios: "Mi Roca, ¿por qué me olvidaste? ¿Por qué debo caminar en tristeza por causa de la opresión de mis adversarios?" Como una espada en mis huesos son los insultos de mis atormentadores cuando ellos me injurian todo el día: "¿Dónde está tu Dios?" ¿Por qué estás deprimida, alma mía, y por qué ansías por mí? ¡Espera a Dios! Pues aún Le agradeceré — mi salvación, la luz de mi semblante y mi Dios.