Canción de las Ascensiones, por David: Adonái, mi corazón no se enorgulleció, ni mis ojos se alzaron altivos; no procuré cosas más grandes y maravillosas que mí. Ciertamente ubiqué mi alma en paz y la apacigüé como un niño destetado con su madre; mi alma era como un niño destetado. Israel, deposita tu confianza en Adonái, desde ahora y por toda la eternidad.