Alabad a Dios, alaba a Adonái, alma mía. Cantaré a Adonái con mi alma; entonaré alabanzas a mi Dios con todo mi ser. No confíes en generosos benefactores, en hombre mortal, pues él no tiene la habilidad de salvar. Cuando su espíritu parte, él retorna a su tierra; en ese mismo día sus planes se tornan nulos. Afortunado aquel cuya ayuda es el Dios de Iaacov, cuya esperanza descansa sobre Adonái, su Dios. El hace los cielos, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos; El mantiene fielmente Su promesa para siempre. El hace justicia con los oprimidos; El da pan a los hambrientos; Adonái desata a los cautivos. Adonái abre los ojos de los ciegos; Adonái endereza a los encorvados; Adonái ama a los justos. Adonái cuida a los forasteros; El da fuerza al huérfano y a la viuda; y El tuerce la senda de los inicuos. Reine Adonái para siempre; tu Dios, Tzión, a través de todas las generaciones. Alabad a Dios.