Estimados Lectores:

Esta semana leemos en la Torá la historia de los espías. Es muy interesante leer como este grupo de diez enviados de Moshe se rebelan de su misión original y terminan boicoteando el ingreso a la Tierra santa.

En el judaísmo tenemos ciertas plegarias muy importantes que solo pueden ser realizadas en comunidad, como el Kadish, o la lectura de la Torá, y la tradición impone que el mínimo indispensable de “comunidad” o “congregación” es de 10 hombres mayores de edad. Esto se aprende de nuestra porción semanal, cuando se utiliza el término “congregación” al grupo de los diez espías. (¿Por cuánto tiempo existirá esta perversa congregación, quejándose contra Mí? Números 14.27)

Es llamativo que algo tan importante se aprenda de “esta perversa congregación” ¿No podíamos encontrar una comunidad más agradable para enseñarnos la importancia del Minian?

La enseñanza es muy profunda. Hashem sabe que por naturaleza tendemos a ser críticos de nuestro entorno, de nuestros vecinos, incluso de los miembros de nuestra propia congregación, a veces no sentimos que somos parte de la misma comunidad con algunos miembros que pueden tener actitudes que nos desagradan o con quienes sostenemos diferencias profundas. Pero la Torá nos remarca lo invaluable de ser parte de una comunidad, de compartir nuestra plegaria a Di-s en congregación, de preocuparnos por el que faltó o por el que está cabizbajo.

Si lo hubiésemos aprendido de un versículo en el cual hablaba de un grupo de justos y sabios, pensaríamos erróneamente que ser parte de una comunidad se limita solo a quienes están en mi nivel intelectual y solo se reduce a las personas con las que tengo afinidad y comparto intereses comunes.

Ser parte de una comunidad es estar atento a las necesidades de quien tengo a mi lado sin importar quien sea, o si me cae bien o mal, si es parte de mi comunidad es mi obligación brega por su bienestar.

¡Shabat Shalom!

Rabino Eli Levy