A pesar de que no corrigió su comportamiento completamente, Caín expresó cierto grado de remordimiento por haber matado a su hermano Abel. Por lo tanto Di-s pospuso el castigo de Caín por siete generaciones para darles a sus descendientes una mayor oportunidad de arrepentirse. Pero, una vez más, esta oportunidad fue desperdiciada, como lo demuestra el comportamiento del descendiente de Caín, Lémej.
Femineidad
וַיִּקַּח לוֹ לֶמֶךְ שְׁתֵּי נָשִׁים וגו': (בראשית ד:יט)
Lémej se casó con dos mujeres Genesis 4:19

En la época de Lémej, la sociedad se había degenerado moralmente hasta el punto de que los hombres estaban objetificando la belleza femenina y despersonalizando a las mujeres. Se volvió costumbre que los hombres se casen con una mujer por su belleza y con una segunda mujer para la procreación. A la primera esposa se le daba un anticonceptivo para que el embarazo y el parto no arruinaran su apariencia. El esposo pasaba su tiempo principalmente con ella, ignorando a su segunda esposa.

De más está decir que esta objetificación de la mujer está en contra de la intención de Di-s. Di-s creó el mundo de forma que todas la relaciones consisten de alguien o algo actuando como un dador y alguien o algo actuando como el receptor. Ambos tienen que tomar al otro en consideración. Esto es posible solo porque no hay una separación absoluta entre los aspectos de “dador” (masculino) y “receptor” (femenino) de la relación: los hombres tienen sus aspectos femeninos y las mujeres sus aspectos masculinos. Así pues, cada uno de nosotros puede y debe apreciar cómo nuestro cónyuge nos complementa, dándonos cuenta que tenemos que combinar nuestras fortalezas particulares para cumplir el propósito de Di-s.1