Además de sus hijos Caín y Abel, Adán y Eva tuvieron un tercer hijo, Shet. Uno de los descendientes de Shet en la quinta generación fue Enoc, quien resistió la degeneración en la cual se estaba hundiendo el resto de la humanidad, y vivió una vida recta.
La Grandeza de las Pequeñas Cosas
וַיִּתְהַלֵּךְ חֲנוֹךְ אֶת הָאֱלֹקִים וגו': (בראשית ה:כב)
Enoc caminó con Di-s. Genesis 5:22

Enoc era un zapatero, pero, debido a su santidad, su ocupación mundana no lo distrajo de su servicio a Di-s. Al contrario, se nos enseña que con cada puntada producía un grado mayor de armonía dentro de las esferas espirituales.

Nosotros también, a nuestro nivel, podemos seguir los pasos de Enoc: Podemos infundir nuestras actividades terrenales con intenciones sagradas que pueden influir positivamente en los cielos.1