Cuando Di-s vio el estado moral de la humanidad, no expresó inmediatamente Su decisión de destruir al mundo con un diluvio. Sólo después que formuló una forma para que la humanidad sobreviva (a través de Noé) pronunció Su decisión. Esto es debido a que una vez que una idea desciende del pensamiento al habla, su realidad se vuelve más concreta y por lo tanto se vuelve más difícil de revocar.
Similarmente, debemos estar siempre conscientes del tremendo poder del habla: Al articular una evaluación negativa de alguien, incluso si no están enterados que lo hicimos, hemos reforzado inconscientemente sus características negativas y les hemos hecho más difícil liberarse de ellas.
Debemos por lo tanto pensar dos veces antes de expresar un juicio negativo de alguien; al contrario, siempre debemos buscar hacer comentarios positivos y constructivos de otros. Hacer esto refuerza sus características positivas y los eleva a mayores alturas espirituales.1
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